Si la medicina no cura, quizá perdió el AJAYU

Si crees que el ánimo o ajayu de los niños es un mito, pregúntale a la abuela. Seguro recuerdas cómo ella te alertaba cuando un bebé o un niño no paraba de llorar o no podía dormir, se despertaba de súbito y empezaba a dar gritos como si le doliese algo: en realidad, lo que sentía era un profundo temor.

Lo mejor que se puede hacer en esos casos es llamar con señas y gritos al espíritu (ajayu) que se ha salido del cuerpo a causa de un susto, ya sea por una caída, el ladrido de un perro, un fuerte bocinazo u otros.

El antropólogo Milton Eyzaguirre asegura que este ritual da resultados, incluso con personas que no creen en esto. “Hubo casos en los que el niño ha presentado hasta diarrea por el susto y los papás lo han llevado al médico tradicional y éste no ha logrado curarlo con medicinas, pero sí sanó cuando un yatiri (brujo sabio) hizo el ritual”, cuenta.

Se agarra alguna prenda del bebé (gorrita, chompa o mantita) y se busca un cruce de cuatro calles cerca de la casa, o se va directamente al lugar donde se inició el problema (patio, parque o algún sitio específico de la casa). Allí se llama al alma del pequeño que se salió del cuerpo, que aún no está aferrada, explicó el experto.

“Se repite el nombre una y otra vez, agitando la prenda. Así el espíritu será atraído y logrará entrar nuevamente al cuerpo del chico”, concluye.

La más cercana

El ritual debe hacerlo la persona más allegada al infante (papá, mamá, abuela), a medianoche, cuando el niño duerme. Puede hacerse cualquier día, menos los martes y viernes.

Hacer un intercambio

Dicen que cuando la Pachamama (Madre Tierra) retiene el ánimo del bebé, se debe hacer un intercambio. Ofrecerle dulces o galletas, arroz, azúcar y dejar la ofrenda en el lugar donde se dio el susto.

Cuestión de fe

Este ritual se suele celebrar en la niñez hasta los seis años, pues se cree que el alma aún no ha asimilado su relación con el cuerpo. Sin embargo, también es útil para los adultos.

Algunos síntomas

El pequeño asustado comienza a presentar fiebre, pierde el apetito y tiene problemas estomacales. Aunque se acuda a un doctor, no se logra mejorar el estado con medicinas.

Tierra

Otra de las creencias que funciona en caso de que el niño se haya caído, es tomar un poco de tierra con los dedos y dibujarle una cruz en la frente sin dejar de repetir su nombre tres veces.