La vergüenza es uno de los principales factores que impide que los hombres acudan a tiempo a un urólogo para detectar el cáncer de próstata en su etapa inicial y así salvar su vida.
En Bolivia no existen estudios sobre la incidencia del cáncer de próstata y tampoco en Cochabamba. Sin embargo, según datos ofrecidos por responsables del Hospital Univalle, por cada 700 pacientes que se someten a los análisis, entre 40 y 50 son sospechosos de cáncer de próstata.
De acuerdo a una consulta realizada a diez varones entre 41 y 67 años, tres fueron intervenidos por el aumento de volumen de la próstata y siete aseguran no tener dificultad en el sistema urinario.
El médico especialista en urología del Hospital Univalle, Fernando García Torrez, explica que los hombres “ni siquiera quieren hablar del tema”, salvo en los pasillos del hospital cuando las incomodidades se han hecho “insoportables” y los obliga a buscar ayuda profesional.
Los hombres mienten cuando señalan que no hay cambios al momento de orinar en relación a los años anteriores.
El urólogo de la Caja Nacional de Salud, José Cartagena, cree que otro factor que impide a los hombres someterse a los exámenes es la falta de información.
INDICIOS García señala que el cáncer de próstata -en su etapa inicial- no presenta síntomas que alerten sobre la enfermedad, pero sí sienten el aumento de volumen de la próstata, después de los cuarenta años.
Es decir, dificultades, ardor y dolor al orinar; aumenta la frecuencia para ir al baño incluso de noche; por otro lado hay demora al empezar a orinar, el chorro ya no es tan fuerte, puede ser discontinuo y en algunos después de salir del baño deben regresar.
Cuando el cáncer está avanzado presenta otras molestias: intensos dolores de huesos por las metástasis que son la propagación a otros órganos por vía sanguínea o linfática.
El profesional señala que la visita a un centro médico es una cuestión de vida o muerte para un hombre mayor de cuarenta años. Esto le permite someterse a una revisión médica para descartar la presencia de cáncer o detectarlo a tiempo y realizar una intervención quirúrgica para retirar el tumor.
La recomendación del profesional es también para los que se han sometido a una intervención de próstata y “con mayor razón para los que tienen antecedentes de familiares que hayan padecido o fallecido por cáncer de próstata”. Este grupo tiene entre dos y cuatro veces más probabilidades de riesgo, dice.
Cuando el cáncer de próstata está empezando, los especialistas hacen una cirugía radical que dura entre tres a cuatro horas. El profesional explica que se retira la próstata más las vesículas seminales “se baja la vejiga y se sube la raíz del pene”. En algunos casos también se involucran los nervios de la erección que impide a los hombres tener erecciones.
Si el cáncer está diseminado la operación no tiene razón de ser y opta por aplicar un tratamiento para mejorar la calidad de vida del paciente.
Lo fundamental es salvar la vida de los pacientes, explica García, pero añade que existen medicamentos que ayudan a resolver el problema de la erección masculina: tabletas, inyecciones y prótesis.
Cuando la operación es de una próstata común “solamente se saca lo que obstruye la salida de orina”. En estos casos los hombres mantienen su capacidad de erección, pero ya no hay eyaculación. Después de la intervención los controles para los pacientes deben ser anuales.
Los pacientes son informados claramente sobre el proceso de la cirugía, que en ambos casos impide que puedan tener hijos, naturalmente.
“Hay resistencia al tacto rectal”
Acudir a una revisión médica para los hombres supone romper una barrera incluso educativa. Desde la perspectiva del urólogo Fernando García las mujeres desde niñas ven a sus mamás acudir a sus ginecólogos, pero los niños no observan a sus padres acudir a los especialistas.
De los diez encuestados por Opinion, uno asegura que está informado sobre las características de los análisis y que lo desanima el tacto rectal.
Fernando García explica que los hombres sienten que pierden su virilidad. El profesional asegura que la prueba bien hecha es breve y es la definitiva para determinar si hay sospecha de cáncer de próstata.
Esta prueba calificada como “molestosa” porque el profesional debe introducir su dedo enguantado por el ano del paciente, permite determinar la dureza de la próstata: si está blanda y si los exámenes adicionales están normales se descarta la posibilidad de cáncer; en cambio si los exámenes son normales y la próstata está dura, hay necesidad de una biopsia para establecer la presencia del cáncer.
José Cartagena señala que los pacientes se resisten a someterse a la prueba pero después de recibir las explicaciones y someterse a la prueba aseguran que lo imaginaban injustificadamente “terrible”.
El Hospital Univalle ofrece la atención hasta los fines de semana. Los análisis contemplan exámenes de sangre que se llaman Antígeno Prostático Específico; una flujometría para determinar si está orinando normalmente, en esta prueba se mide la presión; ecografías de los riñones, de la próstata y de la vejiga (antes y después de orinar).
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