La investigación estadounidense sugiere que examinar el ADN del feto a partir de la sangre de la madre es un método más preciso que un análisis de orina o una ecografía e incluso más seguro que una amniocentesis.
Este estudio puede hacerse antes que una ecografía, que suele ser exacta recién entre las 11 y las 14 semanas de gestación, y que una amniocentesis, que toma muestras del líquido de la bolsa que rodea al feto y conlleva un pequeño riesgo de aborto involuntario.
"La disponibilidad de una alternativa confiable no invasiva para determinar el sexo del feto reduciría la pérdida no deseada de éste y presumiblemente sería bien recibida por las mujeres embarazadas con fetos con riesgo de anomalías", informó el estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA).
La tecnología para detectar la presencia de ADN fetal en el plasma de mujeres embarazadas está disponible desde 1997. Muchos países de Europa, incluyendo Francia, España, Gran Bretaña y Holanda, ya ofrecen este examen a las mujeres embarazadas como una prueba de rutina.
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