Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Tokio han demostrado por primera vez que el consumo de cafeína puede aumentar significativamente la capacidad del ojo para producir lágrimas, un hallazgo que podría mejorar el tratamiento del síndrome de ojo seco. Esta condición común del ojo afecta a alrededor de cuatro millones de personas de 50 años o más(1) en los Estados Unidos. Para muchos, el síndrome de ojo seco es simplemente incómodo y molesto, pero para otros se intensifica y empeora hasta desarrollar una enfermedad que puede causar la pérdida de la visión. Los 78 participantes del nuevo estudio produjeron muchísimas más lágrimas después de consumir cafeína que después de tomar un placebo. El estudio está disponible en Ophthalmology, la revista de la Academia Americana de Oftalmología.
El síndrome de ojo seco se caracteriza por una disfunción en el nivel de producción de lágrimas, en la calidad de las lágrimas y/o en la evaporación de la superficie ocular. Cualquier persona puede tener ojo seco, pero es más frecuente en las mujeres. Los síntomas pueden ser sensación de ardor, arenilla o aspereza en el ojo, producción excesiva de lágrimas y/o producción de una mucosidad fibrosa.
El equipo de investigación, a cargo de Reiko Arita, MD, PhD, estuvo motivado por un estudio anterior que había revelado un menor riesgo de desarrollar ojo seco entre los consumidores de cafeína: el 13% de las personas que consumían cafeína presentaba el síndrome, en comparación con casi un 17% de las personas que no consumían cafeína. El equipo sabía que era probable que la cafeína estimulase las glándulas lagrimales, ya que es sabido que estimula otras secreciones tales como la saliva y los jugos digestivos. El equipo también sabía que las personas responden de manera diferente a la cafeína, por lo que tomaron muestras de ADN de los participantes del estudio para analizar dos variaciones genéticas que juegan un papel importante en el metabolismo de la cafeína. La producción de lágrimas resultó ser mayor en los sujetos del estudio que tenían las dos variaciones genéticas.
"De confirmarse en otros estudios, nuestros hallazgos sobre la cafeína deberían ser útiles para el tratamiento del síndrome de ojo seco", comentó Arita. "De todas maneras, por el momento nuestra sugerencia es que se utilice en forma selectiva con los pacientes que sean más sensibles a los efectos estimulantes de la cafeína".
Los sujetos estudiados fueron divididos en dos grupos: uno recibió comprimidos de cafeína en la primera sesión y un placebo en la segunda sesión, mientras que el otro grupo recibió los comprimidos y el placebo en el orden inverso. El volumen de lágrimas se midió a los 45 minutos de haber consumido los comprimidos. Todas las sesiones tuvieron lugar entre las 10 a.m. y las 12 p.m., un momento del día en el cual la producción de lágrimas suele ser estable. Ninguno de los sujetos sabía si estaba recibiendo cafeína o placebo. Todos los sujetos se abstuvieron de consumir cafeína durante los seis días previos a cada sesión y no se utilizaron drogas durante las sesiones. Para poder participar del estudio, los sujetos tenían que ser personas que no sufrieran de presión arterial alta, síndrome de ojo seco, alergias que afecten el ojo, glaucoma ni de otras enfermedades y condiciones oculares que pueden interferir con la producción de lágrimas. El estudio también reveló que el nivel de drenaje de las lágrimas no se veía afectado por el consumo de cafeína.
El ojo seco puede ser muy incómodo e interferir con la visión. Es importante consultar a un oftalmólogo si los síntomas persisten, ya que un estado avanzado de esta condición puede causar daños en el ojo y problemas permanentes de la visión. Las opciones de tratamiento actuales van desde simples compresas calientes, enjuagues oculares y lágrimas artificiales, hasta medicamentos y dispositivos para el drenaje de lágrimas.
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