Escuchar llorar a un bebé después de ponerle una vacuna en sus primeros días de vida puede ser una experiencia traumática para muchos padres (y, porqué no decirlo, también para los sanitarios que manejan la aguja). Hasta ahora suele utilizarse una solución azucarada para que les alivie mientras chupan; aunque el remedio podría ser mucho más 'cariñoso'. Abrazarles, mecerles y susurrarles al oído consigue paliar aún más el dolor del pinchazo según han corroborado dos estudios por separado.
El método lo han bautizado como 'las cinco eses' que, traducidas directamente desde el inglés consisten en abrazar al pequeño de medio lado, envolverle ligeramente con un arrullo, mecerle, susurrarle al oído y ofrecerle un chupete (side/stomach, swaddling, swinging, sushing, sucking). Y aunque el artífice de esta 'compleja técnica' es Harvey Karp, autor de 'El bebé más feliz del bloque', han sido pediatras de Norfolk, Virginia (EEUU), los encargados de verificar científicamente que los mimos son más eficaces que el azúcar y mucho más que no hacer nada antes del pinchazo. "Confieso que yo era un 'no creyente' antes de hacer el experimento", reconoce John Harrington, que acaba de publicar sus resultados con 230 bebés de dos y cuatro meses en la revista 'Pediatrics'./elmundo.es.
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