La muerte hace tres semanas de una niña de seis años en espera de un trasplante ha tocado el corazón de la sociedad paraguaya, que empieza a tomar conciencia de la importancia de la donación de órganos gracias al ejemplo de sus padres.
Los progenitores de Anita Almirón esperaron más de seis meses un corazón que no llegó para su pequeña, pese a la campaña de apoyo en medios de comunicación y redes sociales, y decidieron donar sus córneas, con las que recuperó la vista un niño de 13 años.
La fotografía de Anita cubrió al día siguiente de su muerte, el 10 de abril, las portadas de los diarios más importantes del país, que siguen cotidianamente la evolución de otros pacientes trasplantados, y abrió un debate sin precedentes en el país. Paraguay, que tiene una población de 6,7 millones de habitantes, cuenta con unos 12.000 donantes voluntarios inscritos, de los que casi mil han sido dados de alta estas últimas semanas tras la notoriedad cobrada por la agonía de Anita. En lo que va de 2013 se han efectuado en el país 46 trasplantes./
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