La sed es una mala consejera para el organismo humano durante el invierno ya que tiende a demandar menos líquidos que los que el cuerpo necesita para su buen funcionamiento, alerta el especialista brasileño Antonio Herbert Lancha Júnior, investigador de la Universidad de Sao Paulo (USP).
Pese a que el frío inhibe la sed durante el invierno, estación que en el hemisferio austral comienza el próximo mes, es necesario mantener la hidratación para evitar las enfermedades típicas del período, dijo hoy a Efe el especialista en educación física y nutrición.
"La no ingestión de líquidos puede elevar la vulnerabilidad del sistema inmunológico y predispone al cuerpo a infecciones oportunistas como la gripe y los resfriados", afirmó a Efe Lancha, que igualmente fue profesor visitante del Human Nutrition Research Center on Aging Tufts University en Massachusetts (EE.UU.).
Según el profesor de la USP, con temperaturas amenas en invierno, las personas se olvidan de redoblar la atención con la ingestión de líquidos, algo esencial ya que el cuerpo está compuesto en un 60 % de agua y ese contenido tiene que ser renovado permanentemente.
"La hidratación es mucho más que tomarse un vaso de agua. La reposición tiene que ser permanente", alerta Lancha, quien recomienda atención especial para los lactantes y los niños, cuyos cuerpos tienen aún mayor porcentaje de contenido de agua.
Lancha recuerda que el Ministerio de Salud de Brasil recomienda la ingestión de 1 mililitro de agua por cada caloría que se gasta, lo que equivale a 2,5 litros por día o a un vaso por hora.
"Pero cuando el gasto de calorías aumenta por algún motivo, como la práctica de ejercicios físicos, es necesario compensar la deshidratación y elevar la ingestión de líquido", agrega.
El médico aclara que la hidratación en el invierno también puede atenderse con el consumo de bebidas calientes, como café o té, pero que la reposición tiene que ser permanente y a lo largo del día.
La vulnerabilidad provocada por la mala hidratación es mayor en regiones con clima seco, en las que la falta de agua puede resecar el cuerpo, especialmente las mucosas, compuestas en un 80 % de agua.
De acuerdo con el especialista, cuando el cuerpo está poco hidratado, "la espesura de las mucosas se reduce y el cuerpo queda más vulnerable a todo tipo de infección propagado por el aire".
"Si alguna bacteria o virus se aprovecha de la fragilidad de la mucosa y atraviesa su membrana hay grande posibilidades de que el organismo contraiga una enfermedad", agrega.
Según Lancha, independiente de que sea invierno o no, la buena hidratación es esencial para actividades intelectuales, el buen funcionamiento de los músculos y hasta la pérdida de peso en dietas.
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