La celulitis es una extensa infección bacteriana de la piel y de los tejidos que se encuentran por debajo de ella. Se origina por lesiones cutáneas de cualquier tipo: mordeduras, picaduras, raspones, golpes con hematomas y heridas. La celulitis tiende a recurrir en las cicatrices quirúrgicas o cerca de ellas (por ejemplo, en la cirugía de varices). Sin embargo, también puede aparecer en la piel que no está dañada por diseminación de cualquier infección cercana a la piel o tejido celular subcutáneo, tales como infecciones dentarias, sinusitis, abscesos o cualquier patología que produzca edema en la piel y tejido celular subcutáneo, explica Anneliesse Sabath, médico otorrinolaringóloga del Hospital San Vicente. La celulitis puede ser causada por diferentes bacterias; la más frecuente es el estreptococo. Éstos se dispersan rápidamente sobre una amplia área porque producen enzimas que impiden que los tejidos limiten la extensión de la infección. Los estafilococos, otra clase de bacteria, también pueden producir celulitis, pero, por lo general, en un área más reducida. Otras bacterias causan celulitis después de determinadas lesiones.
Respecto a esta patología existen serios peligros si no se trata a tiempo, por ello es fundamental un buen diagnóstico.
“Si no es tratada a tiempo o adecuadamente, la infección puede extenderse rápidamente e ingresar a los vasos linfáticos y el flujo sanguíneo, tras lo cual puede extenderse por todo el organismo e incluso llevar a la muerte. Se puede presentar en cualquier lugar del cuerpo, siendo más frecuente en las extremidades: brazos y piernas y en la cara y cuello”, explica la especialista.
SÍNTOMAS
Ante algunos síntomas se debe estar alerta y consultar con un especialista.
Los primeros síntomas son enrojecimiento y dolor en una pequeña superficie de la piel. La piel infectada se calienta y se hincha y puede tener aspecto de piel de naranja (un trastorno conocido precisamente como piel de naranja).
“En una variedad de celulitis, llamada erisipela, los bordes de la zona infectada se sobreelevan. Frecuentemente aparecen pequeños puntos rojos (petequias); rara vez aparecen manchas más grandes provocadas por una hemorragia en la piel (equimosis).
Pueden presentarse pequeñas ampollas llenas de líquido (vesículas) o incluso mayores sobre la piel infectada y, en ocasiones, romperse”, dice Sabath.
A medida que la infección se extiende a un área más extensa, los ganglios linfáticos regionales pueden aumentar de tamaño y volverse dolorosos. Los de la ingle pueden resultar afectados por las infecciones de las piernas; los de la axila, por las de los brazos. Sobre la piel pueden aparecer líneas rojas entre la infección y los ganglios linfáticos cercanos.
Una persona con celulitis puede presentar:
Fiebre
Escalofríos
Aumento del ritmo cardíaco
Dolor de cabeza
Baja de la presión arterial y presentar un estado de confusión.
En ocasiones estos síntomas aparecen varias horas antes de que se observe nada sobre la piel, aunque en muchos casos no aparece ninguno de los síntomas mencionados.
“De forma ocasional pueden formarse abscesos como resultado de la celulitis. Algunas complicaciones raras pero graves incluyen la dispersión de la infección por debajo de la piel hasta causar la muerte de los tejidos (como en la gangrena estreptocócica y la fascitis necrosante) y así mismo la dispersión por el flujo sanguíneo (bacteriemia) hasta otras partes del organismo. Cuando la celulitis afecta al mismo punto en repetidas ocasiones, los vasos linfáticos cercanos pueden resultar dañados, causando una hinchazón permanente del tejido afectado.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico, que es fundamental como en cualquier otra patología, se lo realiza básicamente por los antecedentes, los síntomas y los hallazgos en el examen clínico.
“Se pueden realizar pruebas y exámenes más específicos como exámenes de laboratorio y cultivos para determinar la o las bacterias causantes y su sensibilidad a los antibióticos así como exámenes de imagen como ecografía o tomografía para ver la extensión y el compromiso de los tejidos circundantes, o incluso descartar abscesos, trombosis u otras patologías”, explica Sabath.
Los especialistas advierten que para prevenir una infección de este tipo es importante curar las heridas de forma inmediata y adecuada para así evitar que las bacterias entren en la piel. En caso de presentar algunos de los síntomas mencionados, debe acudir con un especialista y recuerde que por ningún motivo puede automedicarse.
TRATAMIENTO
Según la especialista, el tratamiento debe realizarse en base a antibióticos de amplio espectro y específicos para los tipos de bacterias más frecuentes. Deben ser recetados por el médico especialista y dependiendo el grado y la severidad de la infección, de preferencia con el paciente internado y con la medicación intravenosa, con estricto control de la evolución de la infección. También pueden usarse antiinflamatorios esteroides o no esteroideos, y medidas locales.
“Generalmente los síntomas mejoran y desaparecen a los pocos días de terapia antibiótica, pero es necesario el acompañamiento y completar las dosis exactas por el tiempo adecuado. Además es necesario resolver la causa que originó el problema como las sinusitis, las infecciones dentarías, etc.”, concluye la especialista.
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