Tanto un bajo nivel de melatonina, la hormona que sincroniza nuestro reloj biológico en función del día y la noche, como las alteraciones que sufra ese ritmo circadiano están relacionados con la depresión y el síndrome afectivo estacional. El tratamiento con melatonina complementa al antidepresivo.
El cambio de la noche al día y viceversa incide en nuestro reloj biológico que, a su vez, envía una señal a la glándula pineal, situada en el cerebro, para que genere melatonina cada 24 horas.
La producción de melatonina empieza a aumentar cuando se inicia la disminución de luz solar y alcanza un pico máximo entre las 2.00 y las 4.00 horas. Es lo que se denomina ritmo circadiano de la melatonina.
Alteraciones
Las alteraciones en ese ciclo y un bajo nivel de melatonina son factores comunes entre las personas con depresión y síndrome afectivo estacional, sin que signifique que sea la causa directa de estos trastornos, explica el doctor Darío Acuña Castroviejo, pionero en España en el estudio de esta hormona y director del Instituto Internacional de la Melatonina (IiMEL) de la Universidad de Granada.
El uso terapéutico de la melatonina en la depresión “es complementario al tratamiento farmacológico antidepresivo”, apunta el investigador.
Sin embargo, en la disminución de melatonina no solo influye la edad (a partir de los 35/40 años), como ocurre con otras hormonas, sino que también incide el consumo de medicamentos del tipo beta-bloqueantes, hipnóticos y ansiolíticos, los que se utilizan para tratar la depresión y que pueden producir insomnio.
“Precisamente -señala Acuña- el tratamiento con melatonina contrarresta el efecto de antidepresivos y ansiolíticos y permite mantener los niveles adecuados para estabilizar el ritmo normal de sueño-vigilia. Lo ideal es antidepresivo más melatonina, que tiene efecto sinérgico para mejorar el estado del paciente”.
En la depresión mayor o endógena, el efecto de la melatonina “es muy suave ya que se trata de un proceso mucho más severo, pero en la depresión puntual, causada por una circunstancia concreta, la melatonina tiene un efecto significativo y lo ideal es utilizarla con cualquier otro depresivo menor”, indica el doctor.
El síndrome de los cambios de humor
El Trastorno Afectivo Estacional (TAE) consiste en cambios de humor relevantes, de depresión a euforia, que se desencadenan en invierno, cuando hay menos horas de luz solar, y mejoran en primavera y verano.
Tristeza, pesimismo, insomnio…son algunas de las manifestaciones típicas de este síndrome que se asocia con una alteración del reloj biológico que, generalmente, se refleja en una demora en la fase de producción de la melatonina.
Estos pacientes tienen retrasado el ritmo de melatonina (si el pico máximo se produce a las 3.00 horas de la madrugada, en los afectados se genera dos o tres horas después), lo que supone que también se demora el resto de ritmos hormonales que están sincronizados con la melatonina, como el del cortisol (que se libera como respuesta al estrés, entre otras).
“Si tratamos este trastorno con melatonina para que su pico sea a las 3.00, conseguimos eliminar la sintomatología en estos pacientes”, asegura Darío Acuña.
En su opinión, “la buena respuesta al tratamiento con melatonina refleja que la alteración primaria de esta patología se debe a un trastorno de los ritmos circadianos y, como la melatonina es el sincronizador endógeno de los ritmos, podemos utilizarla para restablecer completamente la función normal, así desaparecen esas fases de depresión y manía que tienen estos pacientes”.
Otros Trastornos psíquicos
También se ha descrito un aumento del nivel de melatonina en trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia. “Pero eso no quiere decir que sea el causante, sino que existe una correlación”, aclara el director del IiMEL.
Por el contrario, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) cursa con niveles más bajos de melatonina y, al ser reforzado con esa hormona, “sí hemos conseguido rebajar el componente de ansiedad por el ligero efecto ansiolítico, pero eso no significa que les elimine, ni reduzca el trastorno, sino el estado anímico”.
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