La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es un enfermedad de la piel de tipo crónico y de carácter inflamatorio que se caracteriza por presentar erupciones cutáneas de localización diversa. Es de aparente origen inmunológico como respuesta a una exposición prolongada de agentes externos, dicha patología puede tener un inicio desde la niñez, y depende mucho de la predisposición personal para desarrollar la enfermedad en la etapa adulta.
La especialista en salud ocupacional Ninoska Vargas Prado indica que las dermatitis profesionales son afecciones cutáneas producidas como consecuencia de la actividad laboral o cuando esta sea un factor que contribuye al desarrollo de la patología.
Para determinar el agente desencadenante ya sea de origen común o profesional se debe cumplir con ciertos criterios médico-legales. Se requiere un estudio más detallado para establecer dicha relación como ser: profesión del enfermo, puesto de trabajo, productos que manipula, protección que utiliza, actividad laboral previa, entre otros.
De igual forma requiere de la colaboración del personal de seguridad e higiene de la empresa (técnicos higienistas, ingenieros, etc.) los cuales aportan información del puesto de trabajo y riesgos de exposición.
Actualmente Bolivia cuenta con la lista de enfermedades profesionales que permiten catalogar a las dermatosis como enfermedad profesional en cierto tipo de actividad o rubro laboral.
“Un problema que nos plantean las dermatosis profesionales es que muchos de los alérgenos o irritativos que se usan en el ámbito industrial se pueden encontrar en productos de origen cotidiano o común”, dijo la especialista.
Entre los agentes se pueden mencionar: exposición a condiciones de humedad, látex, productos de limpieza, detergentes o jabones, resinas y también en aquellas actividades donde se manejan sustancias específicas como el cromo cobalto, níquel y lubricantes abrasivos. Entre los rubros en los que se puede presentar este problema están: industrias petroquímicas, industrias de plásticos, artes gráficas, cementeras, obras civiles (albañiles, pintores, yeseros, encofradores, peluquerías, personal de limpieza, de cocina o manipuladores de alimentos, panaderos, matarifes, agricultores, personal de salud, dentistas, protesistas dentales).
Vargas indica que entre los síntomas de la enfermedad están; la piel seca y descamativa, prurito incontrolable (escozor) que aumenta con los cambios de temperatura, sudor por ejercicio o estrés. En casos más avanzados se observan fisuras. Para el diagnóstico se requiere un estudio mediante exámenes de gabinete básicos y especializados como ser pruebas alérgicas de contacto. Estas se realizarán en base a una historia clínica laboral donde se considere todos los materiales a los que el trabajador está expuesto en el ambiente laboral, ocupación previa y actual, actividades manuales en casa y aficiones.
Se debe establecer la localización de las lesiones en las zonas concordantes con la forma y tipo de trabajo.
PREVENCIÓN
La prevención se basa en tres pilares fundamentales: En el ámbito laboral es muy importante y útil el correcto empleo de guantes de algodón para evitar el contacto directo con el látex, máscaras o ropa protectora de acuerdo al oficio o profesión que desempeña el trabajador. Se debe evitar el lavado frecuente de las lesiones , el uso de telas irritativas (lana), y el uso de detergentes agresivos.
Un segundo punto es reducir o evitar el contacto con productos capaces de generar reacciones irritativas o alérgicas , situación muy difícil en algunos ámbitos laborales y controles periódicos de salud.
Finalmente es importante recalcar que la situación laboral de estos trabajadores se complica tanto en el ámbito laboral como en ámbito socio familiar. Toda dermatitis producida por la actividad ocupacional es considerada importante por la limitación física y laboral que conlleva. Cuando el proceso se vuelve crónico, muchas veces los trabajadores deben cambiar por otro puesto de menor riesgo o renunciar al actual, dificultando su adaptación laboral, generalmente terminan solicitando pensión por invalidez si cuenta con los requisitos o su aislamiento voluntario.
Tratamiento
El tratamiento base de la dermatitis atópica de origen laboral consiste en la eliminación o limitar la exposición al agente causal (si se conoce) indica la especialista en salud ocupacional Ninoska Vargas.
Por su evolución crónica el tratamiento debe ser propuesto y dirigido por el dermatólogo y controlado por el médico laboral o de empresa encargado.
Se debe hacer un trabajo multidisciplinario con las especialidades de inmunología, para el cuidado cutáneo constante.
Los fármacos que se usan son corticoides, antihistamínicos o inyecciones endovenosas.
El tratamiento local depende del grado de evolución que presenta la lesión pudiendo ir desde lociones o polvos en estados iniciales, y cremas tópicas en estados crónicos, se pueden emplear antibióticos si existiera lesiones infectadas.
La aplicación de lubricantes no irritativos es muy discutido debido a la dificultad que generan al momento de manipular herramientas de trabajo, no debiendo colocar en zonas lesionadas.
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