Un grupo de investigadores del Instituto Salk de La Jolla (California, EEUU), encabezados por el español Juan Carlos Izpisúa, han sido capaces de reproducir en el laboratorio el proceso de senectud que sufren las células de las personas con progeria (que envejecen a un ritmo entre ocho y 10 veces superior al de la población general). Y lo han hecho �jugando� con el reloj biológico de células obtenidas de pacientes con progeria. Tomando muestras de fibroblastos de su piel (un tipo de tejido conectivo), el equipo de Izpisúa las hizo retroceder en el tiempo, devolviéndolas a su estado embrionario. Es decir, mediante una combinación de cuatro genes, las células de la piel dieron �marcha atrás� en el tiempo y se convirtieron en células madre similares a las embrionarias (las denominadas iPS).
Este proceso de reprogramación permitió �borrar� todos los defectos característicos de los fibroblastos con progeria y devolverles una apariencia totalmente sana y �juvenil� (como los de una persona sana). El más característico de estos fallos es la acumulación de una proteína defectuosa (la progerina), donde debería estar la lamina A, la encargada de dar estabilidad al núcleo de las células. Cuando esas células embrionarias sanas fueron reprogramadas de nuevo, esta vez hacia músculo liso, recuperaron de nuevo todas sus características de �ancianidad�.
DOS SEMANAS La ventaja es que todo este viaje en el tiempo ha podido realizarse en sólo dos semanas, frente a los 80 años que tardaría un organismo humano normal en envejecer. Precisamente, esa �lentitud� del paso de los años dificulta mucho el estudio del envejecimiento, algo que podría cambiar a partir de ahora con este modelo de estudio. Todos los estudios sobre envejecimiento se han realizado en modelos animales, como la mosca, el gusano o el ratón. "Éste, al realizarse en humanos, nos puede servir como modelo para el estudio de la vejez en el hombre". De hecho al ser capaces de "rejuvenecer el núcleo envejecido de la progeria" se abre la puerta al estudio de los mecanismos genéticos del envejecimiento y, lo que sería aún mejor, "a la búsqueda de compuestos químicos que puedan alterar este proceso natural en humanos". El estudio es una muestra del gran valor de la estrategia de reprogramación celular diseñada en 2006 por el japonés Shinya Yamanaka (que permite devolverles propiedades embrionarias). Ese tipo de trabajos no tienen por ahora aplicaciones clínicas para los pacientes, su importancia radica en la posibilidad de crear modelos celulares complejos.
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