El dolor crónico es una de las complicaciones menos conocidas, aunque no menos frecuente, de la diabetes. El impacto en la calidad de vida es muy alto.
El dolor crónico de origen neuropático es uno de los más difíciles de tratar. Y las personas con diabetes mal controlada tienen más probabilidades de padecerlo. Las fibras nerviosas son muy sensibles a la hiperglucemia, por lo que un mal control de los niveles de azúcar en sangre de forma continuada acaba por dañarlas. Una de cada tres personas con niveles de glucosa mal controlados desarrollarán esta alteración dolorosa crónica a lo largo de su vida. Pero esta probabilidad aumenta con el paso de los años, y en edades avanzadas una de cada dos personas con diabetes puede sufrir esta alteración de la sensibilidad al dolor denominada neuropatía diabética.
El desconocimiento de los síntomas y cómo expresarlos por parte del paciente, unida a la dificultad de los médicos de atención primaria para reconocer las señales de alarma son los aliados de esta patología generalmente dolorosa que merma considerablemente la calidad de vida del paciente, ya que puede quedar confinado en casa ante la dificultad para caminar. El aislamiento a su vez afecta al estado de ánimo y a la larga se pierde interés por las relaciones sociales y las aficiones, lo que le conduce con frecuencia a un estado depresivo y de ansiedad que agrava el problema.
Sobre esta complicación de la diabetes más desconocida pero no menos importante trató el XI Foro de ABC Salud, patrocinado por Lilly, en el que estuvieron presentes representantes de Atención Primaria, especialistas en dolor y, por supuesto, de los pacientes.
Los nervios envían mensajes desde y hacia el cerebro relacionados el dolor, la temperatura y el tacto. Pero esta transmisión de información puede alterarse en personas con niveles de azúcar en sangre elevados -hiperglucemia- mantenidos durante largo tiempo. Este daño nervioso causado por la diabetes se denomina neuropatía diabética, y puede causar muchos tipos de problemas.
L a forma más común de neuropatía diabética es la denominada periférica, que suele afectar en primer lugar a los extremos de las fibras nerviosas más largas, es decir, las de las extremidades superiores e inferiores. Por eso se inicia frecuentemente en los pies y avanza en forma ascendente hacia las rodillas a medida que progresa la enfermedad, siguiendo un patrón en “calcetín”, o “guante” si se trata de los brazos.
UN DOLOR PECULIAR
El dolor que acompaña a esta patología, uno de los más difíciles de tratar, se experimenta de muchas formas. Puede presentarse como dolor intenso, pero también tiene otras manifestaciones más difíciles de identificar, como sensación de quemazón
continua, adormecimiento, hormigueos, descargas de dolor punzante (“como si me clavasen agujas”) o sensibilidad exagerada en la piel (no se soporta apenas el contacto con la ropa o las sábanas), que en el lenguaje médico se denomina hiperestesia
cutánea. Estas sensaciones son más intensas en reposo y por la noche, ocasionando problemas importantes de sueño y, como consecuencia, alteraciones durante el día en la concentración, memoria y estado de ánimo, con importante repercusión en la
calidad de vida del paciente.
Pero la neuropatía diabética también puede manifestarse por una falta de sensibilidad, como explica Emilio Blanco, responsable del área de tratamiento de dolor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria: “El diabético no tiene la misma sensibilidad que otras personas, por lo que una piedra en el zapato o algo que produzca una rozadura puede no notarse y causar una herida en el pie que acaba por infectarse. Es la señal de una mala vascularización”.
Se trata de síntomas un tanto paradójicos, como explica José Ramón González de la Sociedad Española del Dolor (SED): “El dolor neuropático tiene una presentación sintomática paradójica, porque se piensa que la
lesión de un nervio conlleva una pérdida de función.
Sin embargo, el nervio dañado no se queda anestésico, es decir, sin dolor,y además se afectan otras funciones, muchas veces motoras, que implican pérdida de fuerza, o alteraciones de la sensibilidad más molestas que dolorosas. No es tanto la intensidad del dolor, sino los componentes añadidos. Probablemente la intensidad del dolor que acarrea sea menor que en una neurálgica postherpética dolorosa, pero altera mucho más al paciente, por ejemplo, por no tener sensibilidad en los pies, lo que propicia heridas y superinfección.
Esto crea una alteración tan importante en el estado de ánimo, que disminuye mucho más la calidad de vida del paciente que la intensidad del dolor”.
CONSEJO CLAVE
Los diabéticos deben aprender a vivir con sus limitaciones
Más información. “El paciente debe saber que la diabetes es una enfermedad grave por sus complicaciones. Los riesgos no se pueden minimizar. Y la neuropatía diabética es una complicación debida a un mal control de la diabetes. Es importante hacer un examen físico para explorar la pérdida de sensibilidad. Y también enseñar al paciente a vivir con sus limitaciones”, Marisa Amaya, enfermera especializada en diabetes. el pie diabético, una complicación
Debido a la falta de sensibilidad, una de las complicaciones más graves que acarrea esta patología es el pie diabético, por la falta de sensibilidad a las heridas, que puede acabar incluso en la amputación. No hay que olvidar que la diabetes es una de las principales causas de amputaciones en las sociedades desarrolladas.
Por eso en Atención Primaria la prevención de amputaciones es un tema prioritario. También es fundamental la
información al paciente para hacerle ver que la pérdida de sensibilidad en las extremidades puede derivar en problemas muy serios.
El paciente debe saber que la diabetes es una enfermedad grave por sus complicaciones, no se puede minimizar. Llegar a la amputación supone la mayor pérdida de imagen corporal que puede sufrirse. Y el pie diabético se produce por un mal control de la diabetes, pero si se mantienen cifras de glucemia cercanas a la normalidad, con hábitos adecuados no tiene por qué ocurrir. En esta complicación el paciente puede hacer mucho por sí mismo.
La prevención es fundamental para evitar la aparición de esta patología. El seguimiento de los niveles de glucosa se lleva a cabo mediante un parámetro que se solicita cada seis meses, la hemoglobina glicosilada, que informa sobre la cantidad promedio
de azúcar en la sangre durante tres meses anteriores. También es importante que el paciente diabético controle sus valores diariamente.
Hay que saber expresarlo
No menos importante es que el paciente sepa cómo expresar los síntomas y dolencias que pueden alertar al médico de que lo que padece está asociado a un daño neuronal, como señala el neuropsiquiatra Alonso Montoya, del departamento médico de Lilly.
Porque, a diferencia de otras complicaciones renales, cardiovasculares o para la retina asociadas a la diabetes, en general más conocidas, sobre la neuropatía hay menos información a pesar de que es una complicación grave y muy limitante.
Para el médico a veces es difícil entender los síntomas que le explica el paciente, porque el dolor neuropático con frecuencia no se sabe expresar, aclara el médico: “Para nosotros lo más importante es la prevención y el reconocimiento de la neuropatía, que puede aparecer con dolor, pero distinto del que sentimos, por ejemplo, cuando nos damos un golpe. Por eso,
el médico debe indagar para saber si con el roce de las sábanas duele, que no se suele decir; si se quedan dormidos los pies, se tiene hormigueo o ardor doloroso, que son otros descriptores del dolor neuropático”.
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