Un tratamiento de cuatro semanas con una dosis diaria de vino tinto sin alcohol logró reducir la hipertensión de los participantes y su riesgo de infarto y derrame en hasta 20 por ciento , de acuerdo con los resultados de una investigación.
Desde hace tiempo hay estudios que vinculan el consumo de esta bebida a un menor riesgo de morir por alguna enfermedad cardiovascular.
También se ha investigado el potencial efecto protector de los componentes del vino tinto, los polifenoles, que se piensa pueden actuar como antioxidantes.
Investigaciones demuestran que los polifenoles, que incluyen flavonoides y no flavonoides como el resveratrol, se derivan del hollejo (la piel que cubre la uva), pulpa y semillas durante el proceso de producción de vino.
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