El Hospital del Niño tiene ocupadas constantemente 12 de las 15 camas de la unidad de quemados, la mayoría a causa de quemaduras por líquidos calientes, señala Óscar Portugal, jefe de la unidad de quemados del nosocomio.
Éste es el caso de Janet Limachi, una niña de año y medio de edad, quien se cayó sobre la olla de sopa caliente cuando su mamá estaba cocinando. “Yo puse la olla al piso para poder granear el fideo, ella vino y se tropezó y se cayó en la olla”, relata Marisol Choque, mamá de la bebita.
El galeno explica que este tipo de casos es muy común justamente porque los padres dejan las ollas en el piso y los niños al ser curiosos se acercan a éstos y ocurren accidentes.
Otro caso no tan grave fue el de Rubén Condori, un niño de dos años, que se quemó cuando su mamá estaba graneando el fideo y él metió la mano al sartén. “Estaba cocinando y el vino de pronto y se lastimó y lo traje al médico” relata Braulia Quispe, mamá del bebé. Este tipo de casos ocurre también con diferentes artefactos, explica Portugal. “Otras quemaduras que se dan, pero no muy seguido, son las causadas por electricidad o por acercamiento al fuego en sí”.
Es el caso de Malvina Mamani, una niña de nueve años que llegó de Potosí, tras sufrir una quemadura de casi el 50% de su cuerpo. Estaba jugando alrededor de una fogata, la cual encendió con sus amigos y en la que se cayó.
Portugal dice que en este caso se tuvo que hacer un injerto.
La quemadura por electricidad tiene secuelas mas graves debido a que la electricidad fluye por los lugares que tienen líquidos o sales, es decir, por la sangre o los vasos, y ocasiona lesiones internas que aparecen luego.
“La quemadura también se produce por dentro del cuerpo y las extremidades empiezan a necrosarse (ponerse negras); posteriormente puede haber deficiencia en la estabilidad fisiológica y el corazón es uno de los órganos que más sufre en el proceso”, explica el médico.
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