Tener prediabetes significa que se podría llegar a padecer diabetes del tipo 2. Pero la gente puede retrasarla o prevenirla. La actividad física y marcarse como meta conseguir un peso saludable pueden ayudar.
Muchos la desconocen. La prediabetes es un estado previo a la diabetes. Quiere decir que los niveles de azúcar en la sangre están por encima de lo normal pero que no son lo suficientemente elevados como para ser llamados diabetes. Puede padecerlo y a la vez no saberlo. Significa que se podría tener diabetes del tipo 2 pronto o cuando menos se espere. También se es más propenso a padecer una enfermedad del corazón o a tener un ataque.
La buena noticia es que se puede seguir varios pasos para evitar este mal. "La enfermedad se desarrolla en mi familia, mi papá la padece y mi hermana también; así que fui al médico a hacerme una revisión y resultó que padecía prediabetes", suelen decir algunas personas. "El azúcar de mi sangre estaba alto, pero todavía no tenía diabetes", dicen otras. "El médico me comentó que era propenso a desarrollar diabetes, a menos que cambiara algunos hábitos. Quiero romper los pronósticos y evitar desarrollarla. Ahora me estoy ejercitando más y comiendo menos para perder algo de peso", son los comentarios de pacientes que han podido detener el mal a tiempo.
Cómo prevenir. Incluso si ya lo padece puede que sea capaz de retrasar o prevenir la diabetes del tipo 2 con una actividad física regular, por ejemplo, caminar casi todos los días o la pérdida de peso.
En un estudio reciente, el Programa de Prevención de la Diabetes mostró que estos pasos ayudaron a la mayoría de la gente a retrasar o prevenir esta enfermedad. Puede sorprenderse al saber que aunque la actividad física y la pérdida de peso funcionaron bien para gente de todas las edades, estos pasos tuvieron mejores resultados en gente de 60 años o más.
Ser una persona activa casi todos los días es una de las mejores maneras de retrasarla o prevenirla. Se puede reducir las posibilidades de desarrollarla añadiendo una actividad física a la rutina. Incluso si se padece una enfermedad del corazón u otros problemas, se puede ser todavía más activo. Trabajar con los responsables de su salud para descubrir qué modalidades de actividad física son seguras para cada persona.
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