El paciente caído representa un desafío para el galeno. La imposibilidad del paciente de brindar antecedentes, síntomas o de localizar el dolor, hace difícil discernir a dónde debería enfocarse la atención. Sin los antecedentes, el manejo podría ser quirúrgico o médico.
Las causas del estado mental alterado pueden ser de naturaleza toxicológica, metabólica, infecciosa, psicológica o neurológica, o multifactorial, tal como un paciente intoxicado que se cayó. Los pacientes añosos tienen especialmente la probabilidad de presentarse con lesiones más severas cuando el mecanismo es desconocido. A menudo, la descripción del evento desencadenante, mecanismo y hallazgos provistos por el personal prehospitalario, guían la evaluación inicial y la resucitación.
Dado que esa información contextual está ausente en los pacientes sin un mecanismo claro de lesión, los mismos son designados en la admisión en los servicios de emergencias, como “encontrados caídos”.
Los pacientes que se encuentran caídos requieren recursos significativos para un adecuado triage, diagnóstico, resucitación y tratamiento definitivo, debido a la gran agudeza necesaria para evitar retrasos y errores de diagnóstico.
Para evaluar el trauma abdominal o pelviano en el paciente hallado caído, la tomografía computada (TC) de abdomen/pelvis (AP) es altamente sensitiva para detectar la mayoría de las lesiones, evaluar los órganos sólidos e identificar aire o líquido intraperitoneal, mientras que la ecografía abdominal es rápida y no invasiva.
La ecografía abdominal fue incorporada dentro del entorno de resucitación aguda en la década de 1990, y la ecografía FAST (Focused Assessment with Sonography for Trauma) mejoró el manejo del trauma abdominal, resultando en un aumento significativo de su uso. Tanto la TC AP como la FAST son complementos invaluables en el manejo del trauma abdominal cuando se usan selectivamente, basados en una combinación de estado hemodinámico y hallazgos clínicos.
Los esfuerzos deberían enfocarse en la rápida identificación y tratamiento de otras causas de mortalidad, especialmente el traumatismo sobre la cabeza y el cuello, o sobre diagnósticos médico, tales como un accidente cerebrovascular o sepsis.
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