Una mujer canadiense ha decidido congelar sus óvulos para que una de sus hijas, de siete años, pueda en el futuro utilizarlos. La niña padece una enfermedad que le provoca, entre otras cosas, esterilidad.
Los investigadores del Centro de Medicina Reproductiva McGill de Montreal en Canadá no dejan de sorprender a sus colegas en la reunión europea sobre reproducción que se celebra estos días en Lyon. Un acto de "amor materno", así es como han calificado el empeño de Melanie Boivin de congelar sus óvulos para que su hija pueda tener descendencia.
Esto significa que si la pequeña acepta el �donativo� de su madre, dará a luz a su medio hermano o medio hermana, algo insólito. Hasta ahora algunas madres habían prestado a sus hijas sus úteros para gestar a sus nietos pero no sus óvulos. Flavie, así se llama la niña, padece el síndrome de Turner, una patología en la que falta uno de los dos cromosomas X que define el sexo femenino y que hace que los ovarios no funcionen correctamente.
Las células reproductivas maternas siempre tienen éxito.
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