Estudio: Tres de cada 10 policías tienen várices. Debido al cambio de destino, los uniformados también sufren diabetes y obesidad.
“No sé cuándo comencé a sufrir de várices, sólo recuerdo que mis piernas se hinchaban, me escocían y sentía que se acalambraban constantemente. Fui al médico y me dijo que eran várices, ese momento todavía dudé y me reí, porque creí que eso sólo les daba a las mujeres por usar tacos, pero yo también tengo”, contó el suboficial jubilado Ricardo Silva.
El director nacional de Salud de la institución policial, Adrián Soliz, contó a La Prensa que las várices son la enfermedad que más aqueja a los efectivos, “porque generalmente el policía se encuentra parado en turnos de 16 horas que se trabajan en forma discontinua, eso hace que no haya mucha irrigación sanguínea en el cuerpo”.
Además, señaló que el uso de ligas para sostener los pantalones y el apretar las botas también son determinantes para la presencia de la patología, porque con ello “evitamos que haya circulación del torrente sanguíneo”.
En ese entendido, el médico y jefe del Departamento Nacional de Salud, Héctor Del Callejo, aseguró que “tres de cada 10 policías tiene el mal”.
Las várices son una alteración de las paredes de las venas que se produce en las piernas, entre sus síntomas están: cansancio, pesadez, escozor y calambres.
Soliz comentó que no es esa la única patología que tienen los efectivos policiales, sino que también sufren de estrés laboral y acústico.
Explicó que el estrés laboral se presenta entre los efectivos “muchas veces, porque los policías son víctimas de presión por parte de la población en el trabajo, ese estrés se va acumulando poco a poco y eso, muchas veces, provoca que el efectivo tenga reacciones de carácter violento”. Para prevenir ese riesgo, la Policía y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) elaboraron un manual que será repartido este año.
Dijo también que el estrés acústico, por ejemplo, es el resultado de las jornadas laborales de los policías de tránsito, ya que el sonido de las bocinas de los automóviles y “el uso de petardos en las manifestaciones hace que a la larga se vuelvan sordos”. Por ello, enfatizó, se realizan campañas de concientización para evitar el uso excesivo de la bocina.
El Director de Salud aseguró, asimismo, que por los cambios de destino, los policías también adolecen de hipertensión arterial, diabetes y obesidad, además de otras patologías transmisibles (ver cuadro).
El doctor Del Callejo explicó, a propósito de esa referencia, que la hipertensión arterial es el aumento crónico de la presión arterial debido al cambio brusco de clima. “Esta enfermedad puede tener complicaciones en el cerebro y en otros órganos, lo que puede provocar infartos de miocardio”. Afirmó que tres de cada cien efectivos policiales sufren de hipertensión arterial.
Por otra parte, la mala nutrición que se ofrece en los cuarteles, comidas ricas en carbohidratos y grasas, deriva en obesidad y ésta posteriormente en diabetes. “Es que el policía debe acomodarse a esos alimentos que se reparten”.
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece a causa de que el páncreas no logra fabricar la cantidad de insulina que el cuerpo necesita. Producto de esas enfermedades, que deterioran al organismo, el estándar de vida se acorta, asegura el médico Del Callejo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la expectativa de vida en un estándar de término medio, y en Bolivia, es de 65 años, pero con las patologías que el policía va adquiriendo en sus 35 años de servicio, su esperanza de vida se reduce a los 55 años.
Patologías por cada región
De acuerdo con el informe del director nacional de Salud de la Policía, Adrián Soliz, “hay patologías transmisibles que los policías adquieren por los destinos que tienen”.
Explicó que estos trabajadores son propensos a adquirir enfermedades transmisibles por la ubicación geográfica del país. “En el trópico es muy común que los efectivos contraigan malaria”, una enfermedad parasitaria transmitida al humano por el mosquito anófeles.
También contraen fiebre amarilla, “aunque la Institución hace que se vacunen antes del viaje”. La enfermedad es una infección transmitida por mosquitos caracterizada por falla hepática, renal, miocárdica y hemorragias generalizadas con una alta tasa de letalidad. Asimismo, en esta época, los uniformados también son propensos a adquirir el dengue, producido por el mosquito Aedes aegypti.
En los valles, con frecuencia los uniformados adquieren el mal de Chagas, transmitido por la vinchuca. Y en el occidente, los que vienen del oriente son propensos a desarrollar poliglobulia por la altura, una enfermedad de la sangre caracterizada por el aumento de glóbulos rojos.
Crean tres direcciones de bienestar
El director nacional de Salud de la Policía, Adrián Soliz, informó que el Comando General creó tres direcciones para el bienestar físico, psicológico y social del uniformado.
El Departamento Nacional de Psicología ayuda a los policías a hallar un equilibrio emocional. En esa unidad hay un equipo de psicólogos que se encarga de ayudarles a recuperar la autoestima que van perdiendo en el desarrollo de su trabajo y, además, a recuperar el sentimiento humano que debe tener un servidor de este tipo.
También está la Jefatura de Salud, que se encarga de la salud física. Cuenta con tres clínicas —en Santa Cruz, en Cochabamba y en La Paz— además de otros centros.
Por último está la Jefatura Nacional de Bienestar, “que tiene que ver con el equilibrio social y familiar” de los uniformados.
Con las tres direcciones, la institución pretende contar con “un policía que goce plenamente de salud física, de equilibrio familiar y emocional”. Con ese objetivo, agregó Soliz, este año se pondrá énfasis en su conjución.
Charlas psicológicas a uniformados
“Ya estoy acostumbrado a que me insulten en las manifestaciones. Eso sí, me molesta que nos paleen o nos apedreen. A veces nos lanzan verduras y frutas podridas”, contó un policía del GES, el grupo encargado de resguardar el orden social.
En referencia a esa realidad, el director nacional de Salud, Adrian Soliz, reflexionó acerca de que “el policía es humano, es parte de la sociedad, desarrolla sus actividades profesionales y particulares dentro de la sociedad, pero en los disturbios civiles, la población nos baja la autoestima con todos los insultos que nos lanzan, incluso llegan a tocar a la familia, en esas circunstancias una persona común reacciona, en cambio el efectivo no, se las guarda y explota con la familia”. Para contrarrestar esa sensación, la Policía realizará a partir de este año charlas grupales y en cada unidad de todo el país para ayudar a sus integrantes a recuperar su autoestima.
Las charlas a las damas policías se orientarán a preservar su esencia femenina, y evitar que adopten conductas masculinas, para mantener la diferencia de género.
En tránsito tienen problemas de piel
“Son dos años que estoy de agente de parada y hace tiempo que me arde mi cara, especialmente cuando hace bastante sol, pero no puedo hacer nada, porque si me voy a la sombra, no habrá control en el tráfico vehicular”, contó N. Morales, un efectivo policial.
El médico y jefe del Departamento Nacional de Salud, Héctor Del Callejo, aseguró que uno de los problemas más frecuentes de los uniformados que trabajan en tránsito son las afecciones de piel, “debido a los rayos ultravioleta, el policía que está en la calle es propenso a tener dermatosis, una inflamación de la piel. Lamentablemente, las gorras que utilizan no son suficientes para cubrir el rostro, por lo tanto, posteriormente vamos a tener grandes problemas, incluso llegarán a tener cáncer de piel”.
Debido a ello, la Dirección Nacional de Salud está pidiendo que los uniformados cambien el uso de la gorra por un sombrero de ala ancha, como el que tiene la Policía Caminera. Asimismo, Del Callejo afirmó que es muy importante difundir esa información con campañas de prevención. “Las que se realizarán en esta gestión”.
La contaminación ambiental también provoca enfermedades de la piel, e incluso patologías pulmonares debido a la inhalación de los gases que producen los vehículos. La Dirección de Salud trabajó junto al Instituto Nacional de Tórax en una investigación destinada a conocer en cuánto afecta al organismo de los efectivos de tránsito.
Salud para la sociedad
En 2010, la Dirección de Salud en La Paz realizó una campaña de vacunación y detección de enfermedades en Cotahuma.
Los médicos de la Policía detectaron enfermedades como la diabetes y obesidad entre los vecinos de la zona.
Entre las infecciones de transmisión sexual (ITS) detectaron mayor índice de gonorrea, sífilis y chancro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario