El sangrado nasal, también llamado epistaxis, es un trastorno otorrinolaringológico que afecta preferencialmente a los niños que tienen entre 2 y 10 años de edad. Es provocado por una pequeña lesión vascular que irriga la mucosa de la nariz. Cuando es benigno, el derrame de sangre es escaso y unilateral. Además, no tiene repercusiones sobre el estado general del infante. Sus principales causantes consisten en sonarse de manera excesiva, hurgarse la nariz y la sequedad del aire. Estos factores provocan microtraumatismos que acarrean el flujo sanguíneo, el cual es inquietante para la mayoría de los padres.
En cuanto a las hemorragias nasales severas, el derrame sanguíneo es abundante, bilateral y acompañado por malestares (palidez, desmayo, debilidad extrema, entre otros). En este caso, es imprescindible acudir a un pediatra en Emergencias porque suelen ser causadas por una patología subyacente.
Reacciona frente a la epistaxis benigna
POSICIÓN
En casos de hemorragias nasales benignas, es completamente desaconsejado acostar al niño y volcar su cabeza hacia atrás, ya que el sangrado podría propagarse en la faringe del pequeño y provocar vómitos o problemas digestivos. Además, no se puede evaluar la cantidad de sangre perdida y tampoco cuando se detiene la epistaxis. Por lo tanto, debes sentar al pequeño e inclinar ligeramente su rostro hacia delante para que expulse los coágulos sanguíneos. No te dejes impresionar por la sangre y recuerda que es un fenómeno común en la niñez.
CompresIón
Comprime con tu pulgar e índice las dos ventanas nasales del niño en la parte superior de las mismas (debajo del hueso de la nariz). Toma en cuenta que es necesario efectuar presiones firmes y constantes durante 3 minutos como mínimo. Explícale al menor que este gesto desagradable es necesario para detener el sangrado. Asimismo, insiste sobre el hecho que podrá volver a sus ocupaciones una vez que se contenga la epistaxis. Es importante destacar que debes incitar al pequeño a respirar por la boca para que no le falte aire.
ALGODÓN
Es posible que la compresión de la nariz sea insuficiente para detener el sangrado. En este caso, debes introducir un pedazo de algodón estéril en la ventana nasal que sangra. Realiza un movimiento atornillante (con giros continuos) cuando lo colocas. Puede ser necesario dejarlo puesto durante unas horas. Sin embargo, cuando la hemorragia es intensa, debes sacar el pedazo de algodón y cambiarlo por uno nuevo. No olvides que en el momento de extraerlo, es fundamental hacerlo suavemente para no provocar otro microtraumatismo.
RECURRENCIA
Algunos pequeños sufren de hemorragias nasales benignas recurrentes (varios sangrados por mes). Cuando son causadas porque se hurga sistemáticamente la nariz, explica a tu hijo que es un gesto que debe abandonar. Además, es antihigiénico y puede estar más propicio a desarrollar enfermedades. Si la epistaxis es repetitiva y no es provocada por este causante, es necesario empezar un tratamiento ambulatorio con la aplicación de una pomada especial para reforzar las mucosas de las fosas nasales, la cual debe ser prescrita por un pediatra.
Formas eficaces para prevenirlas
HIDRATACIÓN
El sangrado nasal puede ser provocado por la sequedad del aire, lo que causa una deshidratación de las fosas nasales. En este caso, aplica a diario una crema hidratante específica para la nariz, la cual se encuentra en las farmacias.
HUMIDIFICADOR
No dudes en colocar un humidificador de aire en la habitación de tu hijo si sufre de hemorragias nasales frecuentes. Esto permite disminuir la sequedad del aire y limitar los episodios de epistaxis. Sin embargo, evita los aparatos que difunden olores fuertes, ya que pueden irritar las mucosas del niño.
RESFRÍO
En caso de resfrío, los episodios de epistaxis son más comunes, debido a que el pequeño tiene que sonar su nariz frecuentemente. Por lo tanto, evita colocarle un spray nasal irritante. Puedes pedir alternativas a tu médico.
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