El ruido puede provocar problemas de salud crónicos y, además, hacer que se pierda de manera total el sentido del oído.
Desde los inicios de la revolución industrial en Europa, los golpes incesantes de los martillos sobre trozos de metal incandescente o los chillidos estridentes de las ruedas metálicas sobre sus rieles, anticipaban ya una historia que estaría hasta nuestros días marcada por el daño paulatino y, generalmente, desapercibido del aparato auditivo, en el ambiente laboral.
La exposición al ruido intenso, muy común en la industria y muchos otros rubros, daña de forma muy sutil la capacidad auditiva de las personas cuando estas desde luego no toman las precauciones necesarias, indicó el especialista en medicina del trabajo, Álvaro Castillo.
Hay dos factores elementales que se deben considerar en este sentido y son; la intensidad del ruido medida en decibeles y el tiempo de exposición al mismo.
Por citar un ejemplo, alguien que trabaje a una intensidad de 93 decibeles de ruido, necesita tan solo unas 4 horas de exposición al día para sufrir algún tipo de daño en el oído (desde luego a lo largo de varios años), explicó.
Recalcó que la pérdida de la audición por lo general se produce de forma imperceptible y recién años más tarde se la descubre de forma casual cuando ya no hay mucho que hacer en cuanto a opciones terapéuticas se refiere.
Según cita la Organizacion Internacional del Trabajo la pérdida de audición que se va produciendo a lo largo del tiempo no es fácil de reconocer y, desafortunadamente, la mayoría de los trabajadores no se da cuenta de que se está volviendo sordos hasta que su sentido del oído ha quedado dañado permanentemente.
El ruido ocasiona tensión e impide la concentración. Puede provocar problemas crónicos de salud y también ocasionar accidentes al dificultar la comunicación y las señales de alarma.
Castillo manifestó que aparte del daño auditivo, el ruido tiene también otros efectos muy nocivos en el organismo; principalmente estrés, del que pueden derivar hipertensión arterial, gastritis, gastroenteritis, insomnio, irritabilidad, etc.
Combate
Es imprescindible el uso de protectores auditivos y otras medidas técnicas para reducir o “amortiguar” los efectos del ruido producidos por máquinas y fábricas en general, indicó el especialista en medicina del trabajo, Álvaro Castillo.
La elección de protectores auditivos, debe estar condicionada a varios factores como ser; la intensidad del ruido mismo, el tiempo de exposición, características o anomalías del pabellón auricular del involucrado y la necesidad de realizar actividades que requieran escuchar y hablar (por ejemplo: hablar por teléfono o estar alerta a señales acústicas) en lugares con nivel de ruido elevado.
Actualmente existen protectores personalizados que permiten al mismo tiempo sostener una conversación en el mismo lugar, explicó.
El ruido puede estar también presente en otro tipo de situaciones, muchas veces en aquellas que nos proporcionan esparcimiento y diversión.
No es raro observar disminución de la capacidad auditiva significativa en personas jóvenes que no trabajan precisamente en la industria o similares, pero que frecuentan discotecas o conciertos, en los cuales el nivel de ruido sobrepasa de lejos los márgenes tolerables para el oído humano que son de 55 decibeles.
Daño temporal
requiere diagnóstico
Consulta
Cuando una persona sospecha de la pérdida de audición y se queja porque no puede oír algo que los demás escuchan, normalmente, se debe hacer una consulta.
Hay casos en los que solamente se trata de una pérdida temporal, pero se requiere de diagnóstico. Después de un breve tiempo en un lugar de trabajo ruidoso a veces se nota que no se puede oír muy bien y que le zumban los oídos, esta afección es conocida como desplazamiento temporal del umbral. El problema desaparece cuando la persona está alejada del lugar donde se produce el ruido.
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