El ganador del premio Nobel de Física, del año 1965, Richard Feynman fue el primero en hacer referencia a las posibilidades de la nanociencia y la nanotecnología en el célebre discurso que dio en el Instituto Tecnológico de California, el 29 de diciembre de 1959, titulado “Abajo hay espacio de sobra”. Otro hombre de esta área fue Eric Drexler quien predijo que la nanotecnología podría usarse para solucionar muchos de los problemas de la humanidad, pero también podría generar poderosísimas armas de devastación. Creador del Foresight Institute y autor de libros como “Máquinas de la Creación” muchas de sus predicciones iníciales no se cumplieron, y sus ideas parecen exageradas en la opinión de otros expertos. El término nanotecnología se refiere a la manipulación de la materia en la escala de los átomos y las moléculas, donde el tamaño se mide en millonésimas de un milímetro. Un nanómetro equivale a la mil millonésima parte de un metro. En la escala nanométrica, entre uno y cien nanómetros, los materiales pueden exhibir muy diferentes propiedades que los mismos materiales de la misma composición pero de escala mayor. Propiedades tales como fuerza, conductividad, color y toxicidad pueden cambiar en la escala nanométrica, y las propiedades pueden cambiar dentro de dicha escala también. Al explotar los cambios nanoescalares de dichas características, los investigadores intentan crear materiales novedosos que cuenten con mayor funcionalidad. El Director del Proyecto de Nanotecnologías Emergentes, David Rejeski, en su testimonio ante el Comité de Ciencia de la Cámara de Representantes Estadunidenses el año 2005, menciona que la nanotecnología es la “tecnología transformadora del siglo veintiuno”, y realiza una prognosis indicando que la nanotecnología revolucionará la manufactura en todos los sectores de la industria y eventualmente “impactará la producción de virtualmente todos los objetos fabricados por los seres humanos”. La medicina es justamente un sector que será profundamente influido por los materiales y dispositivos nanoescalares.
La nanomedicina es el campo de la medicina cuyo objetivo es el de reparar partes del cuerpo dañado como huesos, músculos o nervios al nivel molecular. Para el año 2015 el instituto para la salud de los Estados Unidos en el campo de la nanomedicina tiene los siguientes objetivos: (1) Encontrar y destruir células con cáncer temprano. (2) Remover y reemplazar células rotas por sus correspondientes elementos a nanoescala. (3) Desarrollar e implementar controles moleculares para manejar la medicina del paciente. La nanociencia puede ser usada en la medicina desde muy diferentes puntos de vista, como los siguientes: (1) Almacenamiento de información genética. (2) Diagnóstico e identificación de enfermedades. (3) detección de las enfermedades susceptibles como el Alzheimer. (4) Una mejor clasificación y taxonomía de las enfermedades. (5) Diseño de fármacos basados en cromosomas. (6) Terapia genética. (7) Células especializadas, anticuerpos.
Samitier menciona, en la presentación de la Plataforma Española de Nanomedicina el año 2005, que la nanomedicina comprende aquellas prácticas médicas, incluyendo la prevención, el diagnóstico y la terapia, que requieren tecnologías basadas en interacciones entre el cuerpo humano y materiales, estructuras o dispositivos cuyas propiedades se definen a escala nanométrica. Los procesos nanotecnológicos son capaces de trabajar a esta escala, la escala del nanómetro. El nanómetro equivale a una milmillonésima parte de un metro. Está científicamente comprobado que es precisamente en este rango de tamaños en el que se sitúan ciertas macromoléculas biológicas básicas en el funcionamiento de todos los seres vivos, como el acido desoxirribonucleico o las proteínas. La interacción entre los componentes del cuerpo humano y los materiales, estructuras o dispositivos creados mediante la nanotecnología abre las puertas a nuevas posibilidades en medicina. Los avances en medicina producidos por la entrada de la nanotecnología se concretan principalmente en mejoras en los métodos diagnósticos, en la liberación de fármacos y en la medicina regenerativa. Los métodos diagnósticos son esenciales para detectar la presencia de una enfermedad de forma precoz y, a partir de ahí, comenzar un tratamiento que pueda combatir la enfermedad causando el menor daño posible al resto del organismo. Mediante el diagnóstico in vitro e in vivo se puede averiguar de qué enfermedad está afectado un paciente, normalmente mediante el análisis de muestras extraídas al enfermo. Este análisis es ahora más sencillo, rápido y preciso con los nuevos dispositivos de diagnóstico fruto de la investigación en nanomedicina.
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