Problemas genéticos, neurológicos, falta de oxígeno, infecciones en la madre cuando está esperando familia y un alto grado de ictericia en el recién nacido son algunas causas que provocan la pérdida auditiva.
Los niños prematuros son los más propensos a sufrir este problema pues no logran la madurez del nervio auditivo, explica Silvia Vargas, fonoaudióloga del centro Audiocruz.
La especialista explica que en la hipoacusia leve se tiene una pérdida auditiva de entre 35 y 40 decibeles (la medida utilizada para medir el nivel de potencia e intensidad del ruido), influyendo en la pronunciación del lenguaje en los niños. “En caso de la sordera moderada, involucra hasta 60 decibeles y repercute más en la estructuración de oraciones”, agrega Vargas. Las pérdidas auditivas severas afectan hasta 90 decibeles, impidiendo el desarrollo total del lenguaje, y las profundas, de 90 decibeles hacia arriba, producen los casos de sordera.
En las primeras etapas de crecimiento del infante, el lenguaje trabaja independiente del pensamiento. Pero a los cinco años se hace un cierre fonológico y, a partir de los seis o siete, se unen tanto el lenguaje como el pensamiento y el primero maneja al segundo. Pero si uno no ha madurado, no deja que madure otro. “Si el niño no ha desarrollado el lenguaje hasta esa edad, su pensamiento se detendrá y no comprenderá conceptos abstractos”, explica Vargas.
Los problemas de hipoacusia ocasionan discapacidad en distintos ámbitos, que van desde la falta de pronunciación de algunos fonemas hasta la ausencia de comunicación oral.
Actualmente existen audífonos para equipar al paciente dependiendo de cada condición. Y hay menos tabú en el uso de estos aparatos por parte de los niños que en adultos, quienes aún ven la utilización de estos dispositivos como algo raro. Por ello se fabrican audífonos más estéticos y cuyos colores son adecuados a la piel y al cabello.
Equipos auditivos
Las edades ideales para equipar auditivamente a nacidos con esta deficiencia son de 0 a 3 años. Esto permitirá el desarrollo del lenguaje verbal. Hay estudios que diagnostican la condición: los potenciales evocados auditivos de estado estable, las emisiones otoacústicas y la impedanciometría.
Implantes cocleares
Cuando se trata de sordera profunda, ni el más potente audífono puede ayudar al desarrollo del lenguaje. Se trabajan con implantes cocleares, dispositivos que tienen una serie de electrodos a nivel de la coclea, esto es lo que permite llevar la información directamente hasta el nervio.
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