miércoles, 15 de julio de 2020

Anticoagulación y COVID -19, los riesgos de auto medicarse



El COVID – 19 es una enfermedad con varias afectaciones en todo el cuerpo; una de las complicaciones es la INMUNO – TROMBOSIS que es tratada, en muchos casos, con anticoagulantes. Sin embargo, el uso de estos medicamentos debe ser determinado por un especialista.
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A raíz de la pandemia por el coronavirus (COVID-19), que ha puesto en alerta no sólo a la comunidad científica, médica y a la población en todo el mundo, sino que además ha generado una gran cantidad de información verdadera y falsa sobre el virus, es que se ha visto la necesidad de orientar cada vez más a la población sobre temas importantes y de cuidados de esta enfermedad que ya ha afectado a más de doce millones de personas en todo el mundo y más de tres sólo en América Latina.

Entre esa información importante está la formación de coágulos sanguíneos en muchos pacientes con COVID-19 que pueden afectar a órganos como el pulmón, el corazón o el cerebro, y causar ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares (ACV), con consecuencias fatales.

De acuerdo con el Dr. Cristian Añez, médico y cirujano de planta del Centro Medico Foianini en Santa Cruz de la Sierra, especialista en Cirugía Cardiovascular y Torácica y Máster en Enfermedad Trombo embolica y Tratamiento de la Embolia Pulmonar, se ha observado que en el COVID – 19 se produce una INMUNO – TROMBOSIS secundaria a la respuesta inmunológica provocada por el virus SARS-COV-2 Esta patología afecta en mayor porcentaje al territorio venoso y en menor porcentaje al territorio arterial.


“El COVID – 19 es una enfermedad con varias afectaciones en todo el cuerpo humano; una de las complicaciones es la INMUNO – TROMBOSIS: y según las recomendaciones actuales de la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH, por sus siglas en inglés) se debe realizar la prevención de estos eventos trombóticos. Y, en pacientes gravemente enfermos, realizar con urgencia tratamiento anticoagulante”, manifiesta el galeno.

En este sentido, la anticoagulación vendría a ser la acción mediante la cual por medio de medicamentos se bloquean los mecanismos sanguíneos que producen coágulos como medio de protección ante agresiones internas o externas (hemostasia).

Para realizar este tipo de procedimiento, los pacientes deben someterse primero a la consulta con un médico especialista, quien determinará la mejor vía de prevención y tratamiento de eventos trombóticos basados en las recomendaciones de la ISTH.

Así, el uso de anticoagulantes o antiagregantes plaquetario sin prescripción médica (automedicación) vendría a ser una práctica muy riesgosa que puede traer problemas mayores como: alergias al ácido acetilsalicílico (factor grave); riesgo de gastritis erosiva e incluso sangrados que pueden poner en riesgo la vida. “Pero el mayor riesgo es creer que se está protegido contra una enfermedad de la cual se conoce muy poco”, resalta Añez.

Además, ésta práctica promueve el agotamiento de anticoagulantes dejando sin tratamiento a pacientes que sí deben usar medicamentos anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios, como por ejemplo, la Aspirina, de Bayer.

Añez afirma que la mejor prevención es y seguirá siendo el uso de barbijo y alcohol en gel en las manos para evitar la infección del entorno familiar. La separación o distanciamiento en una habitación hasta que aparezcan los síntomas: informar a su médico de cabecera o a los servicios de Salud. No auto medicarse. Mantener su medicación habitual si padece alguna enfermedad. Tomar un antipirético y mantenerse hidratado. Estas medidas habitualmente son suficientes hasta recibir la evaluación médica.


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