ES UN TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD QUE SE CARACTERIZA POR UN PATRÓN GENERAL DE GRANDIOSIDAD | ÉSTE SE PRESENTA TANTO EN LA IMAGINACIÓN COMO EN EL COMPORTAMIENTO.
"Las personas megalomaníacas suelen tener una obsesión compulsiva por el control, que ejercen a través de la manipulación, la mentira o la exageración de algunas situaciones, para conseguir sus objetivos”, dice Pilar Gamboa Afcha, Máster en Neuropsicología Clínica y Programación Neurolinguística.
La megalomanía también puede ser explicada desde los estudios realizados a cerca del narcisismo, por lo que nos referiremos a la misma desde esta perspectiva.
El trastorno narcisista se caracteriza por varios rasgos: imagen distorsionada de uno mismo, maquiavelismo, dominancia-poder, exhibicionismo y falta de empatía.
LA MEGALOMANÍA
“A la persona narcisista le fascina ostentar sus logros y muchas veces hace una exageración de los mismos. Es muy importante para el megalomaníaco destacarse, ser más influyente, poderoso, atractivo e importante para los demás. Su autoestima está fundamentada en una presunción ciega y superficial de valía y superioridad personal. Generalmente, se muestra arrogante, cree ser alguien de mérito especial y exige admiración y trato especial”, explica la experta.
En sus relaciones interpersonales, carece de empatía, cree merecer y espera favores especiales y utiliza a los otros para fortalecer el sí mismo, satisfacer sus deseos sin importarle ni reconocer el derecho, los sentimientos y necesidades de los demás, por lo que presenta un vínculo interpersonal explotador, indica.
“Es cognitivamente expansivo, tiene una imaginación desenfrenada, enfrascado en fantasías de autoglorificación de éxito, belleza y amor. En su necesidad de reforzar su sentido de superioridad, el narcisista se compara continuamente con los demás y la envidia lo acosa o piensa que lo envidian”, asegura.
CAUSAS
“Aunque muestren mucho aplomo y seguridad en sí mismos, cuando se hace un análisis en profundidad de su personalidad, se detecta que pueden ser individuos con muchas carencias y con un sentimiento de inferioridad o vacío desde los primeros vínculos con los padres”, dice.
“En los narcisistas se ha estudiado que las relaciones con los padres son de muy poca afectividad positiva. Los padres, o no están presentes o no son capaces de darse cuenta de las necesidades del niño, que tiene que mostrar una imagen de sí mismo grandiosa para que el padre lo vea, se fije en él”, asegura la experta.
La megalomanía puede estar asociada tanto al complejo de superioridad como al de inferioridad. El individuo puede pasar de un estado de exaltación a sentirse humillado, avergonzado. Florece esa parte escondida que coincide con la baja autoestima o inferioridad. Conviven las dos personalidades, vive una dicotomía, por eso es un trastorno.
“La megalomanía se considera un síntoma o la expresión de trastornos de personalidad como el narcisismo, la psicopatología o trastorno social o el histriónico, trastorno este último que lleva al individuo a necesitar reconocimiento continuo y ser el centro de atención, además de presentar rasgos dramáticos, susceptibles, emocionales que rayan en la extravagancia. Aparece, asimismo, en el trastorno bipolar y en los trastornos delirantes crónicos”, explica.
SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO
En muchas ocasiones resulta muy difícil detectar que una persona padece un trastorno de personalidad como la megalomanía y más aún cuando el individuo en cuestión no considera que tiene un problema. También cabe destacar que puede estar ligada a otros trastornos mentales como la psicopatología o el trastorno bipolar. Sin embargo, algunos de los rasgos más comunes en las personas con trastornos megalomaníacos o megalomanía son:
Tener un grandioso sentido de auto importancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
Estar preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
Cree que es "especial" y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.
Exigir una admiración excesiva.
Ser muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.
Ser interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
Carecer de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
Envidiar a los demás o creer que los demás le envidian a él.
Presentar comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias.
“En cuanto a la forma de tratar la megalomanía, siempre recae en un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud mental, quienes deberán evaluar cada caso e iniciar el tratamiento más adecuado. Normalmente, pasará por evidenciar a la persona que sus creencias e ideas no son ciertas para ayudarle a ver la realidad. Es posible también que se receten fármacos como los neurolépticos para intentar reducir la intensidad de las ideas delirantes”, dice.
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