domingo, 11 de febrero de 2018

Surgen iniciativas de normar la venta de comida chatarra


Chile le declaró la guerra a la comida chatarra. Desaparecieron al tigre Tony y al guepardo antropomórfico Chester. Prohibieron la venta de dulces como Kinder Sorpresa, que atraía a los más jóvenes con ‘baratijas’.

El detonante fue la alta tasa de obesidad que se disparó en ese país, que registró un 63% de los chilenos adultos padeciendo de obesidad o sobrepeso, lo que, según el índice de la FAO, es la segunda tasa más alta, solo superada por México (64%).

Más grave aún, un estudio del Ministerio de Salud de Chile refleja que el 50% de los chicos de seis años registra sobrepreso, lo que representa una de las tasas más altas del mundo, con tendencia al alza entre los niños de tres y cinco años.

Ante esta situación, se estableció una serie de restricciones en la publicidad, rediseños obligatorios de los empaques y reglas sobre los etiquetados; para 2019 se prevé que esos anuncios ni siquiera aparezcan en televisión, en la radio o en salas de cine entre las seis de la mañana y las diez de la noche.

La ‘guerra’ se inició en 2016 y aunque datos recientes reflejan que los índices aún no disminuyen y que faltan años antes de que se modifique la forma de alimentarse de la población, tal como refleja un reportaje del New York Times, los expertos aseguran que son medidas que urgen comenzar en la región.

Las repercusiones
Para la presidenta del Centro de Atención y Prevención de la Diabetes, Mayoka Durán, este tipo de políticas de salud pública son necesarias y acordes con otras regiones y se espera que tengan su influencia en el país.

“En Argentina se han adoptado varias, por ejemplo, alejar el salero y el azúcar de la mesa; mientras que en México subieron el impuesto a las sodas azucaradas”, indicó Durán.

Sin embargo, advirtió de que estas medidas deben venir acompañadas de una campaña de concienciación. “Se debe concienciar a padres e hijos. Es una cadena y debemos tomar ejemplo de estos países”, agregó.

Por su parte, la responsable del Programa de Enfermedades no Transmisibles del Sedes, Angélica Fierro, recordó que los datos más recientes indican que en Santa Cruz el 30% de los habitantes sufre de obesidad, que es una condición que también afecta a los niños por los malos hábitos alimenticios.

Reconoció que solo se ha encarado cierto tipo de campañas, como el Plato Boliviano, que promueve que el plato de comida debe contener un 50% de verduras, un 25% de hidratos de carbono (papas, arroz, pan, choclo u otros) y otro 25% de proteínas (carne, huevos, legumbres y frutas secas).

Sin embargo, consideró que lo que se requiere es una normativa departamental que pueda constituirse en un referente a escala nacional, para lo cual aseguró que ya se trabaja en coordinación con el municipio cruceño.

El secretario de Abastecimiento y Servicios, Fernando Antelo, explicó que la jurisdicción del municipio es del control de los alimentos preparados en centros de comida, mientras que los alimentos importados (cereales, enlatados y otros) son competencia del Senasag.

“Se debe encarar una campaña de concienciación, porque hay muchos alimentos envasados con una alta concentración de químicos y conservantes”, dijo.

El representante del municipio señaló que, en particular en los colegios, espera que se consuman más verduras y menos carbohidratos.

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