martes, 14 de febrero de 2017

Cómo afrontar la consulta del oncólogo



“Es importante que el paciente venga con la mente abierta y que sepa que ningún caso es igual al suyo, que no se fijen en el cáncer de otra persona. Cada paciente tiene su pronóstico, su evolución y un tratamiento que puede estar condicionado por la biología del tumor”, explica Aitana Calvo, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Tanto desde SEOM como desde la Asociación Española contra el Cáncer (aecc) ofrecen estos consejos:

• Ir acompañado

• Llevar escritas todas las preguntas que quiera plantear

• Apuntar las recomendaciones del médico

• No tener miedo a preguntar y nunca salir de la consulta sin haber resuelto todas las dudas

• No agobiarse tras recibir mucha información, no hace falta quedarse con todo lo que digan.

• Se definirá un plan de actuación y el oncólogo ofrecerá distintas alternativas, el paciente decidirá junto con el médico el tratamiento más adecuado.

• El paciente tiene derecho a recibir información comprensible sobre su enfermedad, pero también a delegar en sus familiares.

• Buscar información adicional si lo considera, pero siempre en fuentes fidedignas

• Solicitar ayuda psicológica para poder manejar la incertidumbre de los días previos a la consulta si se vive con angustia, ansiedad y miedo.

El shock

César Pérez recibió el mayor mazazo de su vida en 1999. Cáncer de testículos con 32 años y de cabeza a un tratamiento de quimioterapia muy agresivo que impidiera una rápida diseminación.

“Cuando estaba en la consulta era como si yo estuviera viendo la situación desde fuera de mi cuerpo, me veía a mí mismo, a mi mujer, al médico….Estaba en estado de shock”, recuerda.

Pero si la noticia le dejó noqueado, la actitud del doctor agravó la situación. “Me dijo con poca delicadeza que había muchas posibilidades de que muriera pronto y que me pusiera en paz con la ley de Dios y con la de los hombres”, recuerda este voluntario de la Asociación Española contra el Cáncer que ha tenido varias recaídas hasta que hace seis años la enfermedad se estabilizó.

Casi diecisiete años después, Sonia Blanco se encuentra en la misma batalla. Está en pleno tratamiento de quimioterapia contra el cáncer de mama y eso también la dejó bloqueada en un primer momento. “No te crees lo que te está pasando”, rememora.

Pero ella se sintió arropada por todo el equipo médico. Y es que el profesional sanitario cada vez es más consciente de la necesidad de estar cerca del paciente, mostrar empatía y conseguir una comunicación fluida.

“Como en todas las profesiones hay que dar con la persona adecuada, pero es verdad que necesitamos más tiempo para cada paciente. A veces, lo que se traduce como falta de empatía es saber que hay muchas personas esperando en la sala de espera”, reconoce Aitana Calvo, oncóloga en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

La doctora considera que debe establecerse una relación de confianza que permita al paciente expresar sus dudas y temores. “Tiene que tener la certeza de que el médico no le va a mentir, pero es el paciente el que guía la información a medida que se encuentra preparado. El paciente tiene derecho tanto a saber, como a no querer saber”, apunta la especialista.

Hay perfiles de todo tipo: el paciente que llega informado e, incluso, con otra opinión médica; el que no quiere saber nada y lo deja todo en manos de sus familiares y el que desconoce la enfermedad hasta el punto de no saber qué es una metástasis.

En primer lugar, es conveniente que la información la reciba directamente de su equipo médico, aunque es libre de buscar más. Por eso se advierte de la cantidad de datos que circulan en internet y que se puede malinterpretar, por lo que la se aconseja acudir a fuentes fidedignas pero siempre teniendo en cuenta que cada caso es único y no valen las generalidades, además de que puede haber incorrecciones.

“Lo que está claro es que el paciente es parte activa de la decisión, los médicos podemos recomendar varias opciones, pero él es el que tiene la última palabra en el tratamiento”, apunta la oncóloga.

Advierte, no obstante, de la importancia de que el paciente informe al médico de su intención de complementar el tratamiento farmacológico con otro tipo de terapias como homeopatía, suplementos nutricionales etc.

“Por muy natural que sean -indica- podrían interferir con la quimioterapia haciendo que el tratamiento sea ineficaz o más tóxico, como es el caso del zumo de pomelo o infusiones de hierba de San Juan. Mucha precaución”.

La ayuda psicológica

Patrizia Bressanello, psicóloga en la sede de Madrid de la Asociación Española contra el Cáncer, considera que la mayoría de los oncólogos manejan bien la comunicación, “aunque a veces somos los psicólogos los que intentamos paliar el daño que han podido hacer” por una actitud inadecuada que impacta a nivel emocional sobre el paciente.

En su opinión, es necesario que el facultativo maneje la comunicación tanto verbal como gestual. “El paciente cuando mira a su oncólogo no solo escucha lo que dice, sino que está atento a cómo lo dice y busca más allá. Siempre existe la sombra de la sospecha de que algo le pueden estar ocultando”, manifiesta.

Es importante que el profesional sea capaz de detectar el ritmo de recepción de información de cada paciente: si está bloqueado, si lo ha entendido, si necesita aclarar algo…Y eso teniendo en cuenta variables como la edad, la formación, la capacidad de comprensión…, apunta la psicóloga.

Aconseja al paciente que acuda acompañado, “aunque hay quien prefiere ir solo para proteger a sus familiares”. Tanto si es para conocer el resultado de unas pruebas o para abordar un tratamiento es mejor ir con alguien a la consulta ya que “los niveles de ansiedad se disparan y la capacidad de comprensión baja mucho y como estamos angustiados, no nos atrevemos a preguntar al médico las dudas que tenemos”.

Llegar con las dudas apuntadas, plantearlas al inicio de la consulta para que el médico pueda organizar su tiempo y escribir las recomendaciones del médico son las recomendaciones que Patrizia Bressanello ofrece a los pacientes.

Resalta que los días previos a la consulta, el estado de ansiedad del paciente es elevado ya que “la incertidumbre a veces es más difícil de manejar que una mala noticia”.

Los pacientes aconsejan

César Pérez, que pasó por todas las fases emocionales durante la enfermedad, lo tiene claro: “Que se apoyen en la familia, es una enfermedad de familia porque trastoca el ambiente general. Y a la consulta hay que ir de frente, no dar la espalda, cuanta más información tienes mejor. Después hay que ir asumiendo paso a paso lo que vaya ocurriendo”.

Aunque se topó con una mala experiencia inicial con el especialista, César, que se dedica a dar charlas en colegios, asociaciones…como voluntario de AECC, quiere destacar el gran apoyo que encontró en el equipo sanitario del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. “Me ayudó sobrellevar los momentos más duros de mi enfermedad”, rememora.

Sonia Blanco, por su parte, en tratamiento en la Fundación Hospital Alcorcón de Madrid, es contundente: “Hay días que sales contenta y otros preocupada. Cada persona lo lleva como puede. Pero está claro que hay que ser fuerte y echarle ganas todos los días”.

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