lunes, 26 de agosto de 2013

La kinesiología, interacción de cuerpo y mente

La kinesiología es una terapia natural que considera que mente y cuerpo están correlacionados, por lo que el hecho de cuidar uno de los dos aspectos, beneficiará también al otro. Así lo explica Francesca Simeón, kinesióloga, psicóloga y responsable del centro de formación en terapias naturales “Vida Kinesiología” en Montmeló (Barcelona), quien recuerda que la kinesiología es uno de los tratamientos de referencia en el campo de interacción cuerpo-mente.
El término kinesiología procede del griego “kinesis”, que significa movimiento, y se puede definir como estudio del movimiento.

Esta disciplina evalúa el tono muscular y los movimientos de la persona (o los problemas que tiene para realizar un movimiento concreto), con el objetivo de identificar en qué zona del cuerpo se encuentra el problema que produce un desequilibrio al paciente, influyendo negativamente sobre su bienestar físico o emocional.

Para ello se utiliza un test muscular que valora la calidad de respuesta de los distintos músculos. Como los músculos están relacionados con distintos órganos y funciones del cuerpo humano, y su respuesta no es adecuada si el sistema que lo alimenta —nervioso, sanguíneo, linfático…— está bloqueado o sufre estrés. Así, a través de este examen los expertos detectan las áreas disfuncionales y las consecuencias que tiene esto sobre la salud del paciente.

Una vez determinado el trastorno, el kinesiólogo emplea diversos procedimientos terapéuticos para solucionarlo, desbloqueando las zonas problemáticas, reduciendo el estrés, favoreciendo la circulación de la sangre y la oxigenación de las áreas comprimidas, etcétera.

Con frecuencia el especialista también se sirve de tratamientos como la aplicación de frío o calor en la zona tratada, sesiones de acupuntura combinada, ultrasonidos, o electroestimulación, para aumentar los beneficios de la terapia. La kinesiología también se utiliza para desarrollar estilos de vida saludables y activos, y prevenir la aparición de problemas de movilidad o dolencias asociadas a las malas posturas o al sedentarismo.

El dato

La kinesiología nació en la década de los años 30 del siglo pasado, aunque fue George Goodheart, 30 años más tarde, el que estableció las bases de lo que ahora conocemos como kinesiología aplicada, y que desde entonces no ha parado de evolucionar. En algunos países, como Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda, se considera una profesión con entidad propia y con peso suficiente para ser mucho. .más que un complemento diagnóstico o terapéutico.

Tipos de kinesiología

Hay diversos tipos de kinesiología, en función de las características que se tengan en cuenta. En principio, los expertos subdividen esta especialidad en dos grandes grupos: la kinesiología preventiva y la curativa.

La primera tiene como objetivo cuidar al paciente antes de que padezca una enfermedad grave y, de esta manera, evitar que vaya a más atajándola cuando se presentan los primeros síntomas; asimismo, la kinesiología preventiva trabaja para que ni siquiera se lleguen a presentar esos primeros síntomas, manteniendo el organismo en un estado óptimo que evite dolencias futuras.

La kinesiología curativa pretende eliminar un problema o reducirlo, así como los síntomas, dolores o rigideces que dicho problema provoca en el paciente. Hay kinesiólogos especializados en esta rama y están acostumbrados a tratar, por ejemplo, pacientes con diferentes grados de paraplejías.

Otra subdivisión posible de la kinesiología es la holística, que trabaja todo el cuerpo y cada una de sus partes, la específica —trabaja de forma concreta un solo músculo—, y la aplicada —funciona gracias a diferentes pruebas musculares y es la que más se aplica en la actualidad.

Otra forma de dividir la kinesiología puede ser entre activa y pasiva. Aunque lo más normal es que en una misma sesión se combinen ambas técnicas, no siempre es así. Las diferencias entre una y otra son:

Kinesiología activa: en este caso es el paciente el que lleva el peso de la terapia, ya que es él quien realiza los movimientos.

En ocasiones, el paciente lo hace de manera libre, pero lo más normal que lo haga de manera asistida, con la ayuda del profesional o, incluso, con la ayuda de alguna máquina, lo que se conoce como mecanoterapia.

Kinesiología pasiva: el paciente se deja completamente en manos del profesional, que será el que haga todo el esfuerzo durante la terapia. Normalmente, es el trabajo articular el que se considera pasivo, ya que recibe diferentes presiones, torsiones, estiramientos, flexiones y tracciones por parte del kinesiólogo.



¿Cómo es una sesión de kinesiología?

Una sesión de kinesiología “utiliza el test muscular y el lenguaje corporal como referencias para mejorar, integrar y relacionar aspectos básicos, nutricionales, emocionales, mentales y energéticos de la persona”.

En este sentido, en la kinesiología aplicada se realizan diferentes pruebas musculares para analizar y comprobar el estado de los músculos y la calidad de respuesta de los mismos, y detectar cuál es el problema y su mejor solución.

De acuerdo con los resultados de la investigación, el kinesiólogo será quien priorice las acciones a llevar a cabo en la sesión, e incluso combine técnicas propias de la kinesiología con otras terapias como acupuntura, ultrasonidos o electroestimulación, con el objetivo de mejorar la salud del paciente y su bienestar general.

El enfoque de cada sesión de kinesiología será muy diferente dependiendo de cada paciente y del trastorno concreto que sufra, además de las implicaciones de dicho problema a nivel físico, energético y emocional.



Beneficios de la kinesiología

Dentro de los beneficios de la kinesiología, los defensores de esta terapia señalan una amplia lista de aplicaciones clínicas que abarcan diferentes campos. Algunas de sus indicaciones para el tratamiento de diversas afecciones son:

Problemas en el aprendizaje y la comprensión: se trabaja con el paciente para reducir sus dificultades a la hora de aprender que, en ocasiones, son fruto de la falta de concentración y de memoria, circunstancias que también atiende la kinesiología.

Estrés y ansiedad: rebajar los niveles de estrés y ansiedad tan dañinos para la salud es otro de los aspectos con los que se trabaja.

Trastornos musculares: la kinesiología ayuda a mejorar el tono muscular, así como a potenciar la coordinación en el trabajo de los diferentes grupos musculares. Además, aumenta la oxigenación de la musculatura.

Recuperación muscular: debido a que mejora el estado general de los músculos, la kinesiología reduce el tiempo de restablecimiento muscular tras una actividad deportiva. Aunque los profesionales del deporte son los más interesados, cualquier persona notará la mejoría en sus actividades diarias. En este sentido, también es muy interesante en periodos de convalecencia tras una lesión muscular.

Motricidad, coordinación, lateralidad y postura corporal: las personas que tienen problemas en estos aspectos consiguen mejorarlos ampliamente.

Conflictos en el comportamiento interpersonal: la kinesiología ayuda a identificar los bloqueos que impiden o dificultan las diferentes relaciones interpersonales y la forma de comportarnos con los demás, y también con nosotros mismos.

Dolores y tensiones leves: esta terapia puede resultar un suave analgésico, ya que consigue reducir o eliminar diferentes molestias básicas.

Abatimiento o fatiga: cuando una persona siente falta de energía o de ganas de hacer cosas, puede encontrar alivio en la kinesiología.

Problemas psicosomáticos: como actúa tanto en cuerpo como en mente, la kinesiología es apta para tratar esos problemas o dolores que sentimos en el cuerpo, pero cuya causa real se encuentra en un desajuste mental.

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