lunes, 9 de marzo de 2015

La llama y la cura del VIH/Sida

SALUD | INVESTIGACIONES QUE SE DESARROLLAN CON ESTOS ANIMALES HAN LLENADO DE ESPERANZA A LOS CIENTÍFICOS QUE HAN DESCUBIERTO EL GRAN POTENCIAL DE LOS AUQUÉNIDOS PARA LUCHAR CONTRA EL SIDA.

“Es como si una sola bala disparara al centro de la diana”, afirma con prudente entusiasmo el doctor Eduardo Gotuzzo, peruano, director del Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt, adscrito a la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Gotuzzo es uno de los médicos latinoamericanos más reconocidos del mundo y forma parte de un importante equipo de investigadores que han comenzado a trabajar con las llamas como parte de su búsqueda contra la cura del sida. Aunque es prudente en su entusiasmo, Gotuzzo no deja de estar entusiasmado y no por poca cosa: puede haber abierto la puerta hacia la cura de un virus que ha causado una de las mayores crisis de salud mundial.

Y su inmenso trabajo tiene una protagonista absolutamente sorprendente, un animal común en nuestro país y en nuestra región, indispensable en nuestra historia: la llama.

El pasado diciembre de 2014, la revista médica Plos Pathogens publicó un importante estudio: un equipo de 14 investigadores de varios países, liderados por la doctora Laura Mc Coy del University College de Londres, de los cuales forma parte Gotuzzo, comprobó que los anticuerpos de la llama (Lama glama), el camélido sudamericano común, podían neutralizar al VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), que con el tiempo o la falta de tratamiento desencadena en sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), enfermedad que sigue matando diariamente a miles de personas en el mundo.

Actualmente, más de 35,3 millones de personas están infectadas por el VIH, de las que 2,1 millones son adolescentes (de 10 a 19 años). Los adolescentes son más vulnerables al VIH debido a los cambios físicos y emocionales que experimentan, y a una posible mayor tendencia a adoptar conductas de riesgo, inherente a ese período de la vida, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.

La gran mayoría de las personas infectadas por el VIH viven en países de ingresos bajos y medios, y cada día, más de 700 niños contraen la infección a través de sus madres aunque la transmisión del VIH de la madre al niño es casi totalmente evitable.

En Bolivia, alrededor de 14.000 personas están infectadas con el VIH (de las cuales se tiene diagnóstico confirmado), pero se calcula que hay miles más que no saben su estado.

El VIH es el agente infeccioso más mortífero del mundo y hasta la fecha se ha cobrado la vida de más de 36 millones de personas.

Si bien los medicamentos antiretrovirales han logrado detener el desarrollo de la enfermedad, no la curan, pero son la única opción para los pacientes. Lamentablemente las farmacéuticas han entrado en el tema y convertido en inaccesibles para muchos los medicamentos. Por ello países como India y Brasil, que tienen muchos habitantes afectados, han desarrollado medicamentos genéricos. Brasil dona una importante cantidad de medicamentos antiretrovirales contra el VIH para Bolivia.

Se calcula que cerca de 10 millones de personas seropositivas tienen acceso al tratamiento con antiretrovirales, lo que deja a más de la mitad de las personas diagnosticadas con VIH sin acceso al tratamiento. El descubrimiento de Gotuzzo, Mc Coy y sus colegas, puede cambiar definitivamente ese panorama.



EL NIVEL DE LA INVESTIGACIÓN PERUANA

Eduardo Gotuzzo Herencia, es un destacado médico infectólogo peruano, muy reconocido por su labor científica en la lucha contra enfermedades infecciosas que afectan la salud de las poblaciones de Latinoamérica como el dengue, la tuberculosis o el VIH Sida, cólera y tifoidea.

Ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Carlos Slim, a la investigación científica, lo que le ha permitido reforzar su equipo de investigación para desarrollar los resultados que hoy le dan esperanza a tantos. Es uno de los pocos infectólogos especializados en VIH/sida, quien junto al doctor Raúl Patrucco, inmunólogo, formó una alianza estratégica hasta el 87, año en el que Patrucco murió.

“El sida, por lo dramático que era, tenía un gran potencial para la investigación. No había tratamiento, no había prevención, había mucha marginalidad porque la mayoría eran trabajadores sexuales, homosexuales. Había discriminación. El tema era preocupante. Desde el 82 nos encontramos con Raúl Patrucco, con Miguel Campos Castro y Jorge Guerra para hacer un grupo de trabajo del sida. El año siguiente aparece el primer caso en Perú”, cuenta Gotuzzo al explicar su pasión por investigar sobre esta enfermedad en particular.

Actualmente el médico se encuentra investigando también acerca de un virus similar al Sida, llamado el HTLV-1, que produce leucemia, linfoma, e inmunodeficiencia. “Es una epidemia escondida con un enorme impacto médico. Gracias a nuestras investigaciones, el Perú es el segundo país que hace despistaje en bancos de sangre, previniendo esta infección en la población peruana”, explica.



EL TESORO EN LA LLAMA

La investigación que se sigue desarrollando por Gotuzzo y cía, ha determinado el dominio variable, es decir, la parte movible de los anticuerpos de las llamas que es lo que convoca al ejército inmunológico a defenderse, que ha sido denominado VHH.

El comando de Mc Coy señala en el estudio que los ensayos de vacunación hechos hasta ahora en animales y humanos habían arrojado “anticuerpos con solo una capacidad limitada para neutralizar el VIH”. Gotuzzo es aún más específico y sostiene que se han probado 15 vacunas para evitar el desarrollo del sida, pero que ninguna protege a las personas ni paraliza el desarrollo de la enfermedad en quienes la portan.

Con los antiretrovirales lo que se ha logrado, por el momento, es evitar el debilitamiento del sistema inmunitario. Con ellos, se logra congelar la enfermedad por un tiempo. Es por ello que el hallazgo con las llamas resulta crucial. Al ser sus anticuerpos de una sola cadena de proteínas, no sólo apuntan bien, sino que, como señala José Espinoza, investigador de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y colega de Gotuzzo, “son fácilmente solubles, estables y pueden ser producidos por fermentación en bacterias o levaduras”.

Espinoza está investigando con los anticuerpos de la alpaca (Vicugna pacos), otro camélido sudamericano, para el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis B, una enfermedad del hígado que puede volverse crónica. “Lo que llama la atención es que estos resultados sean promisorios en una enfermedad de tanto impacto en la salud pública mundial”, sostiene.

En las exploraciones, por añadidura, se había encontrado que el VHH se puede reproducir en un laboratorio biotecnológico a partir de una bacteria tan común como el Escherichia coli, quizás el organismo procariota más estudiado por el ser humano. Una bacteria que se encuentra generalmente en los intestinos animales, y por ende en las aguas negras, pero que se puede encontrar en todos lados.



EL PROCESO

Lo que hizo el equipo de médicos fue inyectar el VIH en tres llamas, y esperar que estas generaran los poderosos anticuerpos, para llevarlos al laboratorio y enfrentarlos al mismo VIH, in vitro. Lograron hacerlo. Repelieron la invasión e impidieron que el virus se reprodujera en las células de defensa. Ese logro es la clave.

Gotuzzo opina que “se abre una puerta para hacer investigación y cooperación internacional”, en unos años, un nuevo medicamento podría estar asomando para curar no solo el sida, si no otras enfermedades virales.



El equipo de científicos que es financiado con distintas iniciativas de fomento de la investigación de la Comisión Europea, como el programa Marco y entidades filantrópicas como la Fundación Bill y Melinda Gates, no quiere pecar de exceso de triunfalismo, pero deja abierta la puerta a la investigación con estos nuevos compuestos. Nuevos compuestos, derivados de un animal tan noble como la llama, que van a salvar vidas humanas. (Con datos de OMS, ONUSIDA, ElMundo.es, BBC).






El Sida ¿qué es?

Es la enfermedad que se desarrolla como consecuencia de la destrucción progresiva del sistema inmunitario (de las defensas del organismo), producida por un virus descubierto en 1983 y denominado Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). La palabra SIDA proviene de las iniciales de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, que consiste en la incapacidad del sistema inmunitario para hacer frente a las infecciones y otros procesos patológicos. El SIDA no es consecuencia de un trastorno hereditario, sino resultado de la exposición a una infección por el VIH, que facilita el desarrollo de nuevas infecciones oportunistas, tumores y otros procesos. Este virus permanece latente y destruye un cierto tipo de linfocitos, células encargadas de la defensa del sistema inmunitario del organismo.

Las tres vías principales de transmisión son: la parenteral (transfusiones de sangre, intercambio de jeringuillas entre drogadictos, intercambio de agujas intramusculares), la sexual (bien sea homosexual masculina o heterosexual) y la materno-filial (transplacentaria, antes del nacimiento, en el momento del parto o por la lactancia después).

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