martes, 17 de diciembre de 2013

Dar sin esperar y recibir sin olvidar: donación de órganos

Pensar en regalar vida fuera del proceso natural de gestación resulta fascinante y, para algunos, hasta escalofriante. La vida está a todas luces relacionada con la divinidad, con las atribuciones de un alma o ser superior capaz de dotar a otros de lo que es considerado como el presente más grande que puede recibirse.

La donación de órganos permite el acercamiento a esa posibilidad, a través del desprendimiento de una parte física del ser. Vivo o no, la maravilla que es el cuerpo puede seguir funcionando en otros, permitiendo extender o mejorar la calidad de vida en quienes padecen ciertas enfermedades.

Donar órganos o tejidos es, no obstante, algo mucho más grande que el desprendimiento físico; implica también desasirse de algo intangible: el sentido de propiedad del cuerpo, el egoísmo y el miedo. Quien dona una parte de sí, alcanza la máxima entrega que pueda realizar un hombre; por su parte, quien recibe un órgano o tejido, recibe también, junto con una segunda oportunidad de vida, una muestra incomparable de amor y un compromiso de aprovecharla.

Actualmente las posibilidades técnicas de la medicina permiten realizar estas intervenciones quirúrgicas; lo que camina a paso lento es el entendimiento y disposición de una extensa parte de la sociedad que aún no se muestra sensible a la donación, sea de un órgano propio o de los seres cercanos que fallecen.

Esta falta de sensibilidad se debe a la creencia de que es más probable resultar donador que receptor, aunque las estadísticas internacionales dictan lo contrario.

Impera, por lo tanto, la necesidad de conciencia, de valor y de anteponernos a la crítica situación de necesitar algo que no estuvimos, primero, dispuestos a dar. Informarnos y hablar del tema con nuestros seres queridos hará posible tejer una red de voluntades que cambien la vida de cientos de personas y, quién sabe, quizá un día la nuestra.



Sonreír para luchar

Enfrentar situaciones adversas y decidir qué hacer con ellas determina no sólo el carácter, también el destino de las personas. Así les ocurre todos los días a familias, amigos, adultos y jóvenes que se convirtieron en donador y receptor de órganos o tejidos para poder sobrellevar una enfermedad crónica que padecieron y que sorpresivamente les cambió la vida.

Combinando estos conocimientos, y la empatía de vivir la misma situación, conociendo el esfuerzo, sacrificio y, a veces, desolación que se vive en los momentos difíciles, estas personas emprendedoras empiezan a fundar asociaciones civiles, con el objetivo de atender enfermos desde una perspectiva biopsicosocial.

Lo que pudo haber sido el declive de su espíritu y ganas por vivir, se convirtió en una misión y en la vocación de sus vidas. Conjuntando esfuerzos con quienes les han apoyado durante su proceso: médicos, trabajadoras sociales, amigos, familiares, etc., hoy estas personas, en un acto de servicio, se dedican a transmitir a otros la fortuna de despertar cada día a pesar del padecimiento crónico y a promover la cultura de la donación, como ejemplo vivo del éxito que pueden alcanzar los trasplantes.



Ecos del debate

Esto sería muy bueno para salvar vidas, ya que hay muchos enfermos, sin embargo, habría muchas familias inconformes y también es importante respetarlas en su duelo.

Lo ideal sería que haya mucha más cultura de donación de órganos y que cada boliviano decida dar vida y lo platique con sus familias.

La respuesta es simple

Se debe adoptar un modelo organizativo como el "Spanish Model" que es, hasta el momento, el de mayor incidencia de donación de órganos en el mundo. El programa consiste en abordar con ética y profesionalismo a la familia en el momento difícil en el que se ha perdido a un ser querido, de la habilidad para hablar con ellos depende el éxito de una donación y posterior trasplante.



Donar órganos es dar

esperanza de vida

Muchos cuestionan por religión, creencia o principios idealistas que no hay vida después de la muerte o que sí la hay. Quizá, los análisis de estos cuestionamientos se diluyen en la realidad de muchas personas que luchan por seguir viviendo y de aquellas que tienen que tomar decisiones respecto a sus seres queridos al fallecer.

Estamos hablando de donar o no donar órganos después de morir, una decisión que puede ser tomada antes de partir o por los familiares que acceden a que sus seres queridos sigan viviendo en las personas que necesitan mejorar su calidad de vida porque la salud está en extremo peligro.

Existen personas que ven como la edad no pesa a la hora de ciertas situaciones o desgracias como dice el común de la gente. La decisión de donar los órganos es acto seguido del momento más doloroso que a todos nos cuesta asumir.

Decisión que para toda una familia, médicos y muchos corazones solidarios interpretamos como significado de vida, esperanza para otros que si tienen la posibilidad de alargar su tiempo en la tierra y apaciguar esas dolencias que las ponen a límite de riesgo.

Si bien hablar de donación de órganos es entrar en un terreno donde las opiniones se cruzan, creemos firmemente que lo que se está cruzando es esa barrera del miedo y de fomentar la solidaridad después de la muerte.



Concienciación

Durante los últimos años, se promueven campañas informativas y educativas acerca de donación de órganos, tema que puede abordarse desde lo científico, religioso, moral, ético, legal, etc. El intento es hacer un análisis relativamente simple de un tema sumamente complejo.

La realidad de esta problemática posee dos extremos tan dolorosos como contundentes: lo irremediable de la muerte y la alternativa absolutamente plausible de la continuación de la vida. La entrega y la solidaridad son dos nombres del amor, íntegros valores de vida dignos de cultivar. La grandeza del que entrega en un acto de amor sin límites, acrecienta la esperanza en un renovado mensaje de vida. La mejor forma de coordinación ante una situación que abarca tantos y distintos eslabones es que cada uno sea consciente y responsable de lo que le corresponda.



No olvides

Los principales órganos que se pueden donar son el riñón, el hígado, el corazón, el páncreas, pulmón e intestinos. Pero también se trasplantan tejidos como la médula ósea, los huesos, tejido ocular (corneal y escleral), válvulas cardíacas, segmentos vasculares y ligamentos.



¿Por qué es tan

importante manifestar la voluntad de donar?

Durante las últimas décadas los adelantos quirúrgicos e inmunológicos han permitido que el desarrollo del trasplante alcance excelentes resultados al disminuir la incidencia del rechazo. Pero la falta de donantes sigue siendo la causa más importante que impide dar respuesta a más de seis mil pacientes que aguardan la posibilidad de recibir un órgano para seguir viviendo. Sólo cuatro de cada mil defunciones pueden transformarse en donantes.

La muerte de un ser querido es tan dolorosa como inevitable. Cuando se solicita el consentimiento familiar, la mayoría respeta la voluntad del fallecido, por eso es tan importante manifestar en vida la voluntad de donar y comentarlo con sus seres queridos.

Es inaceptable no luchar por una vida por culpa de trámites de forma

Se demostró que la Constitución Política del Estado con su mal llamado "derecho a la vida" fue pisoteada una vez más por una norma absurda que data desde 1990, ambigua e inhumana, matando las esperanzas de muchas personas de escasos recursos económicos que requerían con suma urgencia la implantación de marcapasos, frente a sus ojos fueron condenados a muerte y no así obtener la bendición de una segunda oportunidad en la vida.

Generalmente quienes necesitamos un trasplante y trabajamos por esto, nos preguntamos ¿Si lo esencial de un gobierno es la vida?, ¿Dónde está el punto de protección?

Tomemos conciencia, sembremos vida y aumentemos las esperanzas…

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