lunes, 28 de octubre de 2013

MEDICINA DEPORTIVA Estudiar la pisada puede prevenir lesiones

Cada vez hay más personas que se apuntan a la saludable moda del running. Como cualquier ejercicio con carga principalmente aeróbica tiene unos beneficios para la salud importantes (activa el sistema cardiovascular, quema un buen número de calorías, ayuda a mantener a raya el colesterol, la diabetes o la hipertensión arterial), sin embargo, también es un deporte que puede perjudicar a quien lo practica porque es dañino para las articulaciones, tanto de la rodilla como del tobillo.

Así, si queremos evitar posibles lesiones, en primer lugar, hay que aprender a correr (parece mentira que no sepamos cuando ya éramos capaces de hacerlo con alrededor de 20 meses de edad) y, en segundo lugar, debemos averiguar cómo pisamos, con el fin de mejorar dicha pisada y escoger un calzado adecuado.

Gracias a los nuevos avances tecnológicos podemos mejorar nuestra forma de andar y correr y, de esta manera, prevenir trastornos y dolores que puedan aparecer, no sólo con la práctica de deporte, sino también al desempeñar actividades cotidianas al caminar o al permanecer de pie. El estudio de la pisada sirve para determinar cuál es nuestro tipo de pisada, y si es necesario emplear unas plantillas personalizadas para corregir algún defecto en los pies.

¿Qué es el estudio de la pisada?

Son muchos los estudios de pisada que hay en el mercado y, por lo tanto, hay que valorar bien las necesidades de cada uno antes de someterse a uno de ellos; asimismo, en muchos casos, pagarlo.

El estudio de la pisada más sencillo disponible es el que se ofrece en algunas tiendas de ropa. Hay que tener en cuenta que estas pruebas las hacen los mismos vendedores, quienes aconsejarán la compra de un modelo de zapatillas deportivas u otro, según los resultados de dicha prueba. Aunque se supone que habrán recibido formación para llevar a cabo la prueba, no forman parte del personal especializado ni sanitario, por lo que no se trata de un estudio adecuado para aquellas personas que puedan tener problemas médicos asociados, que puedan agravarse al caminar o correr, o para aquellas personas que se quieran dedicar a correr de una manera profesional o semi-profesional.

Mucho más especializado es el estudio biomecánico de la pisada, que consiste en analizar el pie tanto en posición estática (simplemente estando parados de pie) como en movimiento (andando y en carrera), y analizar cómo este movimiento afecta a otras parte del cuerpo (rodilla, cadera y espalda). Por lo tanto, este estudio está encaminado a evitar o reducir ciertos problemas médicos, como pueden ser esguinces, tendinitis, sobrecargas musculares, basculaciones pélvicas, etcétera.

El estudio biomecánico cuenta con diferentes fases que completarán el análisis global de la pisada. En primer lugar, el especialista hace una exploración articular y muscular con el paciente tumbado en la camilla, con el objetivo de ver cómo es el estado físico del paciente de una manera rápida. Después se emplea una plataforma de presiones en la que se realizará un doble trabajo:

-Análisis estático de la postura y de la huella del pie. El paciente permanecerá de pie durante unos segundos encima de una plataforma que está conectada a un ordenador. Dicha plataforma hará un escaneado y lectura del pie y mandará la imagen a una pantalla de ordenador donde podrá ser estudiada por el especialista. Así se conocerá también el reparto del peso del cuerpo en cada uno de los pies cuando se está en esa postura.

- Análisis dinámico de la postura y de la huella del pie. El paciente deberá caminar y, probablemente, correr encima de la plataforma de presiones, como si estuviera utilizando una especie de cinta de correr en el gimnasio. Toda la información será registrada de nuevo por el ordenador.

Una última parte que suelen incluir los estudios biomecánicos (aunque no todos) es el análisis cinemático del movimiento gracias a una serie de marcadores que se colocan en los pies y piernas, y que ofrecen un estudio tridimensional de la pisada.

Con toda esta información, el especialista emitirá un informe en el que valorará si es necesaria alguna corrección para evitar problemas de salud. Estas recomendaciones pueden ir desde la asistencia a rehabilitación, a unas sencillas plantillas que serán elaboradas en talleres de ortopedia basándose en los resultados del estudio biomecánico.

Dónde hacerse un estudio

El hecho de tener problemas de salud, asociados a nuestra forma de pisar, o realizar un deporte de manera regular que implique correr, son dos de las razones principales para que sea recomendable hacerse un estudio biomecánico de la pisada completo.

Hay centros especializados en estos estudios en los que simplemente hay que pedir cita previa, y en ellos se encargarán de realizar todas las pruebas necesarias y de proporcionarnos unas plantillas individualizadas, si fuera necesario. Asimismo, hay algunas consultas privadas de podología que también ofrecen este servicio.

Igualmente, es necesario hacer revisiones que permitan comprobar si la pisada está mejorando y se están reduciendo con ello los problemas de salud. Normalmente, la primera consulta de seguimiento se hace dos meses después, si se ha recomendado el uso de una plantilla; así, se observará si el paciente se ha acostumbrado ya a ella y cómo está pisando con dicha plantilla.

Posteriormente las visitas al especialista serán anuales, si no hay problemas severos.

Los estudios que se hacen en las tiendas de deporte son gratuitos, pero insistimos en que sólo están dirigidos a elegir unas zapatillas concretas, por lo que si se tienen problemas médicos hay que descartar esta opción completamente.



TIPOS DE PISADA

Igual que una huella de barro es la mejor pista para un avezado detective en una película policíaca, la pisada de cada persona es casi como una huella dactilar para un experto. Aunque cada uno de nosotros pisamos de una manera diferente, los especialistas han agrupado los tipos de pisadas en tres grandes grupos: pronador, supinador y neutro.

Pie pronador

La mayoría de los corredores tiene un pie pronador, aunque esto es un efecto fisiológico que hace el propio pie para adaptarse a los diferentes tipos de terreno y así evitar lesiones. En este caso, tanto el tobillo como el pie actúan como los amortiguadores de un coche, dando seguridad a la pisada para que se haga de una forma natural y adaptativa.

La pronación hace que el pie se incline hacia su zona interna en el momento de caminar; el problema empieza cuando dicha inclinación es superior a lo que se estima como normal –lo que se conoce como sobrepronación–, y entonces un especialista debe valorar la necesidad de utilizar una plantilla correctora.

Pie supinador

Por su parte, el pie supinador realiza el efecto contrario al pie pronador, es decir, de manera natural no lleva a cabo, o apenas lo hace, ese giro hacia el interior para salvar obstáculos del terreno, por lo que el pie apoya principalmente por su parte externa.

El hecho de que la parte externa del talón de las zapatillas esté desgastado no es motivo suficiente para pensar que tenemos un pie supinador, puesto que el auténtico pie supinador apoya todo el lateral externo (no sólo el talón), con lo que el desgaste de la suela de la zapatilla debería ser a lo largo. Este matiz hace que el porcentaje de personas que tienen un pie supinador sea muy bajo, y se estima que tan sólo el 10 por ciento de las personas lo tienen.

Pie neutro

En tercer lugar, el pie neutro, también conocido como pie universal o pie normal, es aquel que no suele ejercer movimiento ni hacia dentro ni hacia fuera cuando pisa. Cuando una persona tiene un pie neutro, camina como si tuviera un desplazamiento lineal, ya que tanto el primer impacto al pisar (en el talón), como el segundo de apoyo, se hacen en una especie de línea recta virtual

No hay comentarios:

Publicar un comentario