miércoles, 19 de marzo de 2014

La incontinencia

Una de cada cuatro mujeres sufre este problema, pero el 80 por ciento nunca lo ha consultado con un médico por considerarlo una patología asociada a la edad o por vergüenza, según publicó un diario español.

Sufrir escapes al reír, estornudar, saltar o realizar algún otro movimiento brusco, tener problemas para contener la orina al apresurarse para ir al baño, observar cambios en la frecuencia con la que se orina o hacerlo de forma demasiado frecuente, son algunos de los primeros síntomas que alertan de la incontinencia urinaria, y que aconsejan ir al médico, según explica el Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI).

Según el estudio, una de cada cuatro mujeres españolas sufre esta patología que afecta a cinco millones de mujeres, de las que ocho de cada diez nunca consultó con un médico, probablemente por vergüenza.

A medida que avanza la edad, la probabilidad de sufrir incontinencia aumenta. Así, a partir de los 35 años, un 25 por ciento de las mujeres la padece, porcentaje que crece hasta el 50 por ciento a partir de los 65 años.

Según el informe ONI, el 64 por ciento de los pacientes tiene "gravemente" afectada su calidad de vida por la incontinencia, al tratarse de un problema que les genera múltiples limitaciones a la hora de realizar actividades de su vida cotidiana, incluidas las laborales y las sociales.

Según los expertos, los efectos de la incontinencia no se producen sólo a nivel físico, sino también a escala psicológica y social, ya que "lastra emocionalmente" a las pacientes, afecta gravemente a su autoestima y provoca frecuentemente trastornos emocionales relacionados con la enfermedad, tales como ansiedad, estrés, aislamiento social y depresión.

El jefe de Sección de Urología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y Jefe del Instituto de Urología y Suelo Pélvico del Hospital Beata María Ana de Madrid, Gregorio Escribano, destaca la importancia de que las mujeres que sufran pérdidas de orina acudan al médico. "Sabemos que muchas sienten vergüenza, pero ese es un sentimiento que hay que vencer, pues se trata de salud", advierte.

Hay tratamiento

Por eso es importante también involucrar a las familias y a la sociedad en general en la tarea de sensibilización, para que las afectadas se sientan apoyadas a la hora de buscar ayuda, concluye este experto.

Además, el ONI recuerda que existen técnicas "altamente efectivas" para tratar el problema, como las mallas o cabestrillos quirúrgicos, que ofrecen una efectividad superior al 90 por ciento.

Se trata, además, de una intervención que en muchos casos no requiere de ingreso hospitalario mediante la que se coloca un material en forma de hamaca, para sostener la uretra y reforzar los tejidos que están débiles, lo que permite recuperar el control de la vejiga.

Asimismo, es un mal que se puede prevenir pues existen métodos diversos, como practicar los ejercicios de Kegel, disminuir las bebidas diuréticas como la cerveza, cafeína entre otras; y no empujar al orinar, porque el aumento de presión podría dañar los músculos del suelo pélvico.

¿A quien buscar?

Para solucionar este problema originado por la debilitación del músculo primero se sugiere consultar con su médico familiar que luego la derivará a un urólogo.

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