martes, 23 de junio de 2015

El talpha laku

“Nueve de cada diez habitantes de las regiones circundantes del lago Titicaca tienen fasciolosis”, afirmaba un informe presentado en 2002, y en 2008 otro decía “Siete de cada diez niños viven con esta enfermedad en la bahía de Cohana”. El talpha laku (vocablo aymara que significa “gusano plano”) era el responsable de generar este problema de salud pública.

Blanquecino, aplanado y con forma de hoja lanceolada es conocido también como duela del hígado o Fasciola hepática. La enfermedad que ocasiona es en sí, una zoonosis, es decir, que afecta a herbívoros de índole variada (vacunos, ovinos, equinos, camélidos, etc.), y accidentalmente al hombre.

Hasta antes de 1980, el talpha laku no era muy conocido en nuestro medio y el mundo no le daba la importancia que amerita más allá del ámbito veterinario. No obstante, en dicho año empezó a registrarse los primeros casos de infección humana que hasta ese entonces se creía que solo afectaba a los animales. En la década de los noventas, la OMS reconoció a la fasciolosis como una enferme-dad de interés médico en constante incremento. Ac-tualmente se estima que ha-bría 1.7 millones de perso-nas con este mal en todos los continentes, siendo el más afectado América, es-pecialmente la región andi-na, para ser más preciso, las poblaciones bolivianas y peruanas vecinas del lago Titicaca. Según datos epide-miológicos, en Bolivia exis-ten 14 municipios endémi-cos y de alto riesgo en la zona circundante al lago sagrado (incluidos Viacha y Achocalla) que suman una población de 297.600 habi-tantes.

El talpha laku normalmente habita en zo-nas bajas, pero extrañamente el único lugar en el mundo donde también “vive a gusto”, es en el altiplano norte a casi ¡4.000 metros de altura! Factores físicos como la humedad y la temperatura (micro-clima reinante), y biológicos como la exis-tencia de huéspedes intermediarios apro-piados (caracoles), hicieron que este or- ganismo se adapte al entorno en aparien-cia adverso con rotundo éxito. Justamente por ello, si no se toman las precauciones debidas, no se descarta que este parásito se expanda y llegue a los valles de Palca y Mecapaca e inclusive a los valles Alto y Bajo de Cochabamba.

Los gusanos adultos son parásitos de los conductos hepáticos o biliares y los huevos, puestos en ellos, alcanzan el in-testino con la bilis a través del colédoco y salen al medio externo con las heces. Llegados al agua dulce, se desarrolla en su interior un embrión ciliado llamado mi-racidio, que eclosiona a los dos o tres me-ses de la llegada de los huevos a aquella. El miracidio nada sin descanso hasta en-contrar un caracol idóneo (género Lym-naea), en el cual penetra y se desprende de su cubierta ciliada. Una vez convertido en esporocisto, se desarrollan en su inte-rior otro tipo de larvas: las redias, éstas últimas darán origen a las cercarias, cuya misión es abandonar el cuerpo del molus-co para nadar en dirección a la vegetación de las orillas, sobre las cuales se enquis-tan transformadas en metacercarias (“es-feritas” de un cuarto de milímetro de diá-metro). Estas esferas al ser ingeridas con las totoras, berros y cochayuyos por los animales o el hombre, al llegar al intestino se liberan de su cubierta externa; desde allí y a través del peritoneo acceden al hí-gado y se alojan en los conductos biliares, donde crecen y alcanzan la madurez se-xual dos o tres meses después. Los adul-tos pueden vivir de 9 a 13 años en el hués-ped humano.

La caza indiscriminada de gansos y patos silvestres (huallatas, socas, etc.) pa-ra fines diversos y no justificados, conduce al desequilibrio de los ecosistemas, cons-tituyéndose en factor decisivo para que la fasciolosis persista indefinidamente, pese a las campañas de desparasitación efec-tuadas en los últimos años por la Gober-nación. Las aves acuáticas son las regu-ladoras y predadoras naturales de las poblaciones de caracoles y otros moluscos involucrados en el ciclo biológico del gusano talpha laku.

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