lunes, 23 de septiembre de 2013

Flato: qué es y cómo combatirlo

Con el buen tiempo muchos se animan a hacer deporte. Correr es uno de los más populares por su sencillez. El equipo para trotar por las calles se reduce a ropa cómoda y unas zapatillas especiales. Los novatos inician la marcha con mucho ímpetu y grandes ánimos, pero a los 10 minutos un dolor aparece en un costado del abdomen que les obliga a parar. Es el fastidioso flato.

El flato es dolor de diafragma, el músculo que separa la cavidad torácica de la abdominal. Aparece con facilidad en deportistas desentrenados o que han hecho un sobreesfuerzo o personas que no hacen ejercicio de manera habitual. La natación es el deporte que más flato produce, el ciclismo el que menos, los ejercicios aeróbicos, como correr, están en un punto intermedio.

Causas del flato

Las causas no están claras, pero los expertos coinciden en que se desata por una mezcla de varios motivos.

El principal tiene que ver con la falta de riego sanguíneo bien oxigenado a este músculo. “Con la actividad física, los músculos del resto del cuerpo demandan sangre y el flujo se deriva hacia ellos. El diafragma, desatendido, se fatiga y sufre pinchazos”, explica Pedro Pérez, del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Valencia.

A esto hay que sumar tirones en los ligamentos que unen el estómago, el diafragma y las paredes viscerales que se producen por los saltos y movimientos propios del ejercicio.

También contribuyen al dolor el exceso de gases en el intestino por haber comido demasiado antes de hacer ejercicio y no haber dejado pasar las dos o tres horas de la digestión.

Un dolor tipo cuchillada

“Cuando el deportista come demasiados hidratos de carbono, fibras y toma líquidos con gas se distiende el intestino y se produce el dolor”, explica Alberto Oro, de la Facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física de la Universidad de A Coruña. “Lo ideal es comer sopas vegetales, pescado, carne con poca grasa o huevos y comer en pequeñas cantidades”, puntualiza.

Si nos da flato hay que disminuir el ritmo de la actividad o incluso parar. “Es un timbre de alarma del organismo”, subraya el doctor José González, especialista en Medicina Deportiva del Centro Médico Deyre. Si no escuchamos esta alerta y proseguimos con el ejercicio aumenta hasta convertirse en un dolor tipo cuchillada que impide la respiración y produce náuseas. Una vez parados alivia el dolor apretarse en el costado dolorido, agacharse y controlar la respiración.

Estudio en deportistas

En un estudio con 965 deportistas, se comprobó que el dolor tipo flato, disminuía con la edad. Asimismo, se comprobó que el sexo, el índice de masa corporal y el tipo de entrenamiento no afectaban a la severidad de la prevalencia, pero los encuestados que entrenaban con regularidad, presentaban menos problemas de este tipo. Se comprobó que se daba con mayor frecuencia en corredores frente a ciclistas.

En otro estudio con 965 deportistas, comprobaron que el flato es más prevalente en las actividades que producen movimientos repetitivos del torso, y en aquellas actividades en las que el torso requería una postura en extensión (correr, nadar, montar a caballo) el dolor aparecía a ambos costados del abdomen, descrito como una rampa, calambre, dolor, punzada, etc. Estudiaron las causas de este dolor, encontrando entre ellas una falta de oxígeno en el diafragma (isquemia), estrés en los “ligamentos” viscerales, enfocando la etiología (origen) del mismo hacia un calambre de la musculatura y una irritación de la zona del peritoneo.

También se ha valorado este tipo de dolor con EMG (electromiograma), pero no se concluyó que hubiera un cambio en la actividad muscular durante el flato, por lo que no pudieron evidenciar que este dolor sea sugestivo de un calambre muscular.



Cómo aliviar el dolor

Juan Bosch, médico especialista en Medicina del Deporte, asegura que el hecho de sufrir flato no parece que tenga repercusión alguna sobre la salud, si el afectado sigue con la actividad física, aunque añade que “tanto las características como la intensidad del dolor suelen obligar a parar el ejercicio”.

Una vez surge, la ejecución de diferentes maniobras, “como realizar una respiración abdominal, hacer estiramientos del lado doloroso o expulsar el aire con los labios fruncidos puede disminuirlo”, indica.

Otro estudio de los expertos australianos DP. Morton y R. Callister, publicado en “International Journal of Sport Nutrition and Exercice Metabolism”, en 2004, sobre el efecto de la composición de las bebidas ingeridas relacionado con el dolor abdominal transitorio también tiene sus conclusiones: con el objetivo de evitar el flato, los individuos susceptibles deberían abstenerse de consumir zumos de frutas y bebidas reconstituidas con gran contenido en carbohidratos y alta osmolaridad (bebidas hipertónicas), poco antes y durante el entrenamiento.

Esta afirmación la corrobora Bosch quien agrega que, a la vez, “la práctica habitual de ejercicio físico disminuye la percepción del dolor cuando este surge”.

Una revisión de C. Ayán, de la Facultad de Ciencias de la Educación y el Deporte, de la Universidad de Vigo (Pontevedra), publicada en la Revista Andaluza de Medicina del Deporte, resume en cuatro puntos las recomendaciones para quienes son más susceptibles de sufrir flato:

1. Modificar la pauta respiratoria una vez aparece: las inspiraciones profundas o la respiración abdominal pueden disminuir su intensidad.

2. Movilizar el abdomen: hacer estiramientos de la zona afectada, aplicar presión con la mano o aumentar la tensión de la musculatura del área afectada mediante contracciones musculares voluntarias.

3. Controlar la ingesta de sólidos y líquidos antes y durante el ejercicio, para poder identificar de forma más fácil los que con mayor frecuencia desencadenan un episodio.

4. Fisioterapia en los afectados que se haya demostrado una correlación entre este dolor abdominal y una alteración postural.

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