lunes, 19 de octubre de 2015

Síntomas precoces que nos alertan del mal funcionamiento de los riñones

La detección temprana de cualquier enfermedad nos asegura muchas más posibilidades de superarla, por lo que es importante prestar atención diariamente a lo que nuestro cuerpo nos dice a través de distintos síntomas y dolencias.

En el caso de los riñones no siempre es fácil detectar problemas, ya que en algunos casos se puede llegar a perder hasta el 70% de la función renal antes de que aparezcan síntomas claros que nos alerten de este fallo. Sin embargo, siempre existen pequeños indicios que pueden avisarnos de ello en etapas tempranas:

- Pérdida de peso y falta de apetito.

- Malestar general.

- Náuseas y fatigas recurrentes.

- Dolor de cabeza frecuente.

- Resequedad de la piel y picores generalizados.

En etapas más avanzadas, pueden empezar a aparecer también síntomas como hipertensión, retención de líquidos, cambios drásticos en el número de veces que orinamos, dolor lumbar, mal aliento, sabor metálico en la boca, dificultad para dormir o incluso sangre en la orina.

En estos casos es importante acudir pronto al médico para que nos dé un diagnóstico certero, ya que son síntomas generales que además de insuficiencia renal se pueden dar con otras enfermedades.



CAUSAS

Entre las causas más comunes que alteran el correcto funcionamiento de nuestros riñones encontramos las siguientes:

- Infecciones bacterianas: causadas normalmente por una higiene deficiente.

- Tomar poca agua: Beber abundante agua nos sirve no sólo para mantener nuestro cuerpo hidratado, sino también para disolver y expulsar las toxinas y bacterias de nuestro organismo. Consume al menos ocho vasos al día de agua.

- Alimentación poco saludable: abusar de los azúcares y la bollería industrial, las grasas saturadas o no consumir la cantidad suficiente de fibras (que contribuyen a la expulsión de sustancias nocivas del organismo) y alimentos saludables.

- Enfermedades como la diabetes, la obesidad, la inflamación de la próstata o los cálculos renales, que pueden alterar el correcto funcionamiento de los riñones.

- El contacto de las vías urinarias con objetos sucios o contaminados, como tampones, diferentes tipos de métodos anticonceptivos fijos como el diafragma o el diu, etc.

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