viernes, 9 de noviembre de 2012

La relación entre la diabetes y el cáncer

Como enfermedades, la diabetes y el cáncer parecen estar a un mundo de distancia el uno del otro. Sin embargo, numerosos estudios sugieren que, de alguna manera, están relacionadas. Las personas con diabetes son más propensas a ser diagnosticadas con cáncer que aquellas sin diabetes, pero el por qué sucede esto, no está claro.
Los científicos todavía están tratando de responder a las preguntas más básicas: ¿Puede la diabetes causar cáncer? Si es así, ¿qué tipo de cáncer y cómo? A medida que la interacción entre la diabetes y el cáncer se vuelva más clara, los investigadores esperan saber más de ambas enfermedades.

La relación entre la diabetes y el cáncer varía dependiendo de los tipos de cáncer. Los cánceres de hígado, páncreas y endometrio (revestimiento del útero) son dos veces más probables que ocurran en personas con diabetes que aquellas sin diabetes, mientras que la relación de la diabetes con el cáncer de colon, recto, mama, y vejiga es menos fuerte. Los otros tipos de cánceres no están asociados con la diabetes o no hay suficiente evidencia para afirmarlo o negarlo. Una excepción a la regla es el cáncer de próstata; los estudios sugieren que la diabetes podría proteger contra el cáncer de próstata, tal vez porque está asociado con niveles bajos de testosterona.

La mayoría de los estudios que exploran la relación entre el cáncer y la diabetes se han centrado en la diabetes de tipo 2. La evidencia con la diabetes de tipo 2 es fuerte. Con la diabetes tipo 1, esta relación no está clara todavía. Esto se debe a que pocos estudios han examinado específicamente la diabetes tipo 1, y los estudios que hay son pequeños y se han hecho en su mayoría en personas jóvenes, que son menos propensas a desarrollar cáncer.

Si los investigadores pueden demostrar que la diabetes contribuye al cáncer, la siguiente pregunta es: ¿Cómo? Las tres formas más obvias por las cuales la diabetes podría influir en el desarrollo y la propagación del cáncer son la insulina, la glucosa en la sangre y la inflamación. Probablemente todas tengan algo que ver.
Recientes estudios no han encontrado una conexión entre la aplicación de la insulina como un medicamento y el cáncer. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que cuando el propio organismo produce demasiada insulina, el riesgo de cáncer aumenta.

Las personas con diabetes tipo 2 son resistentes a la insulina, lo que hace que el cuerpo produzca más insulina durante años, mientras que la enfermedad avanza. Los niveles elevados de insulina están relacionados con mayor riesgo de cáncer.

El páncreas produce insulina, que es enviada directamente al hígado, por lo que estos dos órganos lidian con niveles de insulina particularmente elevados. Algunos expertos argumentan que esa es la razón por la que estos órganos son particularmente susceptibles al cáncer en las personas con diabetes tipo 2. Los niveles elevados de insulina aumentan la producción de hormonas sexuales por los ovarios, los cuales pueden estar relacionados con el cáncer de los ovarios, útero y mama.

Un dato importante que sugiere que la insulina afecta a las células del cáncer, es que estas células tienen receptores de insulina en sus superficies. Un estudio de investigación del cáncer realizado el año 2008, encontró que las personas con muchos receptores de insulina en las células del cáncer de mama, tienen un peor pronóstico que aquellas con receptores dispersos. Cuando una célula cancerosa capta insulina: la insulina alienta el crecimiento celular y desalienta la muerte celular, reforzando la proliferación de las células cancerosas.
Aunque la insulina es el principal sospechoso, los investigadores también están estudiando si la glucosa elevada en la sangre puede también contribuir al desarrollo del cáncer. Un rasgo caracteristico de las células del cáncer es que no necesitan de la insulina para captar la glucosa de la sangre. Como el cáncer necesita a la glucosa para ejercer su efecto, los niveles elevados de glucosa en la sangre pueden ayudar a impulsar el crecimiento de células cancerosas.

Un tercer sospechoso es la inflamación. Las personas con diabetes, así como aquellas que son obesas, muestran señales de inflamación crónica, un estado definido por los niveles elevados de ciertas moléculas en la sangre, como la proteína C reactiva. Algunas de estas mismas moléculas se han relacionado con ciertos tipos de cáncer, lo que sugiere que la inflamación se puede conectar con la diabetes, obesidad y el cáncer.

Las personas con diabetes y cáncer deben estar bien informadas y realizar sus tratamientos para el cáncer sin importar la diabetes, reforzando más bien el tratamiento para la diabetes en caso que se descompense por el cáncer o la quimioterapia.

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