lunes, 15 de abril de 2013

La diabetes amenaza a los niños

Estaba jugando cuando tuvo un leve accidente, se lastimó uno de los dedos de su mano y llevaba siete días y la herida no cicatrizaba. Cuando sus papás la llevaron al doctor, se enteraron de que la niña Lucía Flores Pérez, de ocho años, tenía diabetes. Sus padres de inmediato iniciaron un tratamiento para controlar el mal y pese a ello estuvo a punto de perder la mano porque los medicamentos no hacían efecto, pero al final Lucía se recuperó y sigue haciendo sus actividades normal.

Este es uno de los más de 20.640 casos de personas con diabetes que hay en el país, de los cuales la diabetes infantil (Diabetes Mellitus Tipo 1) supone entre el 10 y el 15 por ciento del total de los casos registrados en el país, siendo la segunda enfermedad crónica más frecuente en la infancia. Estas cifras corresponden a un estudio realizado a finales de 2012 por el Departamento Nacional de Enfermedades Crónicas no Transmisibles del Ministerio de Salud.

Los datos dan cuenta de que antiguamente la diabetes era una enfermedad propia de adultos, pero con el crecimiento del índice de obesidad infantil, asociado a una vida sedentaria y a los malos hábitos alimenticios, los casos de diabetes infantil han aumentado considerablemente.

Situación. La médico Diana Natusch señaló que la diabetes infantil es la segunda enfermedad crónica más común en la infancia. Antiguamente era una enfermedad propia de adultos, pero con el crecimiento del índice de obesidad infantil, asociado a una vida sedentaria y a los malos hábitos alimenticios, los casos de diabetes infantil han aumentado considerablemente entre los niños y las niñas.

¿Qué es? La diabetes tipo 1 se produce porque el páncreas no es capaz de fabricar suficiente cantidad de insulina, la hormona que ayuda al organismo a transformar el azúcar (glucosa) de los alimentos en energía. En consecuencia, se produce un aumento de los niveles de glucosa en sangre que, si no se trata de forma adecuada, puede llegar a provocar graves trastornos a largo plazo, como pérdida de visión, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal o problemas pulmonares, entre otros.

Sus síntomas. Los papás pueden sospechar que su hijo es diabético si presenta aumento de la sed, lo que obliga al niño a tomar grandes cantidades de líquido, micciones frecuentes, cansancio, aumento del apetito, pérdida de peso, visión borrosa e irritabilidad.

Prevención. Se lo puede hacer a partir del nacimiento de los niños con la lactancia materna, evitando así la alimentación artificial, rica en azúcares innecesarios durante esta fase.

Para evitar la obesidad infantil y también la diabetes, es necesario que los niños disfruten de una alimentación saludable así como de actividades físicas, evitando que lleven una vida sedentaria, permaneciendo mucho tiempo delante de la televisión, el ordenador o los videojuegos.

Los niños necesitan una dieta rica en fibras y pobre en azúcar. Lo ideal sería disminuir la ingesta de azúcares de absorción rápida como el azúcar refinado, morena, cristal y de miel, y sustituirlos por los azúcares que ya existen en las pastas y frutas.

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