viernes, 7 de agosto de 2015

Bondades de las aguas termales

Las aguas termales están compuestas por disímiles minerales y provienen de las capas subterráneas de la tierra, generalmente, en fallas terrestres. El vapor que sube desde ellas es aprovechado con fines terapéuticos a modo de irrigaciones, inhalaciones y calefacción. Existe tres formas, reflejadas al unísono, en que las aguas termales inciden el organismo humano: química, física y biológica. Esto sucede al aumentar la temperatura corporal como consecuencia del centígrado que las distinguen. Los baños termales ayudan a la eliminación de toxinas en el cuerpo, pues al aumentarle la temperatura mata gérmenes y virus, incrementa la presión hidrostática, la circulación sanguínea y la oxigenación y como consecuencia de esta última favorece la alimentación de los tejidos, estimula las secreciones del estómago y el hígado.

Repetir baños con agua termales durante tres o cuatro semanas normaliza las funciones endocrinas, vigoriza el sistema nervioso, relaja y acrecienta la producción de endorfinas. Las que contienen azufre son muy buenas para las afecciones de la piel.


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