jueves, 23 de abril de 2015

Protégete de la dañina y aterradora cirrosis hepática

Consiste en una enfermedad irreversible que destruye progresivamente la estructura y las funciones del hígado. Es posible frenar su desarrollo y evolución para limitar las diversas complicaciones, las cuales pueden ser fatales.
Descripción y DETECCIÓN

El hígado es el órgano más grande del organismo y se encuentra en la parte anterior derecha del abdomen. Cumple con numerosas funciones que resultan ser vitales para el humano. La cirrosis es una enfermedad que lo daña y tiene muchas repercusiones sobre la salud.

1. DEFINICIÓN

La cirrosis hepática consiste en una destrucción progresiva de las células del hígado, las cuales son reemplazadas por nódulos y fibrosis (formación patológica de tejido fibroso) que alteran la función de este órgano. Es una enfermedad crónica, grave y evolutiva. Los principales factores que provocan la cirrosis son el consumo excesivo de alcohol durante numerosos años y las inflamaciones del tejido hepático provocadas por un virus (hepatitis B y C). Existen también otros causantes como las afecciones cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, desnutrición, toma de ciertos medicamentos e inhalación prolongada de algunas sustancias químicas (anestésicas o detergentes).

2. SÍNTOMAS

Al inicio de la enfermedad, la cirrosis suele ser asintomática. Luego, cuando la afección evoluciona, se observa un cansancio importante, pérdida del apetito y adelgazamiento del paciente. Asimismo, la persona suele tener náuseas, diarrea y aumento del volumen del abdomen debido a una acumulación de líquidos (ascitis). También puede presentar hinchazón en las piernas, hemorragia digestiva, equimosis, prurito e ictericia (depósitos de pigmentos biliares en la sangre, cuya señal exterior es la amarillez de la piel y de las conjuntivas).

3. CONSECUENCIAS

La aparición de las complicaciones depende de la fase en la cual está diagnosticada la cirrosis hepática y el tratamiento administrado. Entre las principales repercusiones sobre la salud, observamos sangrados, cáncer del hígado e intoxicación sanguínea. Asimismo, los residuos naturales del organismo suelen acumularse en la sangre o cerebro, lo que ocasiona confusión y dificultades intelectuales. Por otro lado, algunas venas pueden dilatarse en el esófago y estómago (várices), lo que provoca vómitos y diarrea con sangre. Es importante destacar que cuando la enfermedad está demasiada avanzada, el paciente sufre de insuficiencia hepática completa y suele fallecer.

4. DIAGNÓSTICO

Una serie de exámenes permite diagnosticar la cirrosis hepática desde su inicio. Se recomienda que las personas se realicen un chequeo médico anual para evitar las complicaciones. En primer lugar, el médico efectúa análisis sanguíneos para observar la tasa de bilirrubina, albuminas, transaminasas y fosfatasas alcalinas. Asimismo, puede hacer una ecografía abdominal para identificar la presencia de modificaciones en el hígado. Por otro lado, en los pacientes más avanzados, se requiere una endoscopia de las vías digestivas (esófago y estómago) y una biopsia de los tejidos.

Opciones TERAPÉUTICAS

La cirrosis hepática es un padecimiento que afecta progresivamente a las funciones del hígado. Aunque es una patología irreversible, es posible frenar su evolución. Te proveemos algunas alternativas que dependen del avance de la enfermedad.

1. MEDIDAS GENERALES

Es fundamental realizar modificaciones en tu estilo de vida cuando padeces cirrosis hepática. En primer lugar, debes detener tu consumo de alcohol y de tabaco, ya que agravan la enfermedad. Asimismo, es necesario evitar ingerir medicamentos que tienen un efecto tóxico para el hígado (no dudes en pedir consejos a tu médico). Por otro lado, si sufres de una hepatitis crónica, debes iniciar un tratamiento antiviral.

2. MEDICAMENTOS

Aunque no existen medicamentos que permiten tratar la cirrosis hepática, es posible frenar la progresión de la enfermedad. De esta manera, los fármacos diuréticos ayudan a moderar la ascitis. En cuanto a los antihipertensivos, disminuyen la presión arterial en las várices del esófago, lo que atenúa los sangrados. Finalmente, el médico puede prescribir algunos medicamentos para estimular las funciones cerebrales, lo que aminora el estado de confusión del paciente.

3. TRASPLANTE

En los casos más severos, el trasplante hepático suele ser la única opción terapéutica que permite salvar la vida del paciente. Sin embargo, es una intervención quirúrgica complicada y la cantidad de donantes de hígado suele ser muy escasa. Por eso, la espera es generalmente larga. También es importante destacar que la operación comporta riesgos para el paciente.

4. APOYO PSICOLÓGICO

Debido a que la cirrosis hepática es una enfermedad grave y evolutiva, su diagnóstico tiene repercusiones sobre el estado psicológico del paciente. Por esta razón, puede ser necesario acudir a un psicólogo para aliviar las molestias mentales y poder hablar de los miedos que la persona siente. Por otro lado, la familia puede beneficiarse también de las sesiones psicológicas, ya que la detección y evolución de la cirrosis hepática suele afectar al entorno familiar. Lo más recomendado es consultar a un psicólogo clínico.

Para leer en profundidad

Prevención y fitoterapia

Es posible prevenir la cirrosis hepática, limitando el consumo de bebidas alcohólicas (7 copas por semana como máximo). Asimismo, se recomienda vacunarse de la hepatitis en la niñez. Toma en cuenta que debes también asegurarte que las jeringas y agujas sean estériles cuando requieres inyecciones. Además, es fundamental utilizar preservativos al mantener relaciones sexuales para evitar padecer hepatitis B. En cuanto a las personas que han contraído esta enfermedad, deben empezar un tratamiento médico de inmediato para que no se complique. Por otro lado, una vez que la cirrosis hepática ha sido detectada, es necesario intentar frenar su progresión. De esta manera, debes dejar de ingerir alcohol. Las personas alcohólicas pueden ingresar a un centro de desintoxicación para lograr el destete. Asimismo, es esencial mantener una higiene bucodental irreprochable para limitar el riesgo de infecciones. En cuanto a la alimentación, debes consumir alimentos sanos, variados y pobres en sal. Además, las personas que están con sobrepeso tienen que empezar una dieta. Generalmente, es necesario reducir la tasa de glucemia y de lípidos sanguíneos. Algunos médicos recomiendan también la práctica regular de actividades deportivas. En cuanto a la fitoterapia, la cúrcuma tiene un efecto muy benéfico sobre el hígado, ya que previene la acumulación de ácidos grasos en las células hepáticas. Además, posee propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antimicrobianas y antitumorales. Por lo tanto, no dudes en añadir este condimento a tus comidas cotidianas.
Cirrosis del hígado, la caída de un órgano resistente

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Rolando Herrera Gutiérrez

Presidente Sociedad Boliviana de Medicina Familiar

La cirrosis hepática es la evidencia de la claudicación crónica del hígado, uno de los órganos más importantes, nobles y maravillosos del cuerpo humano. Si vale la comparación, equivale esta afección a la conocida insuficiencia de otro órgano fundamental que es el riñón.

Cuando nos enteramos que una persona conocida tiene cirrosis hepática, fácilmente estigmatizamos a este sujeto como uno que abusa o se excedió en el consumo de alcohol. Indudablemente, ésta es una injusticia, ya que la cirrosis hepática puede ser la consecuencia de la reactivación crónica de una enfermedad viral muy frecuente: la hepatitis (sobre todo la de tipo B o C). Asimismo, otra causa determinante y digna de ser destacada es la necesidad de utilizar en altas dosis o por largos periodos medicamentos o fármacos porque el hígado sufre un impacto directo de los mismos, debido a que su función consiste en depurar las medicinas que entran en el organismo. Por otro lado, los problemas hepáticos se agravan en la tercera edad, ya que se paga la factura de los excesos etílicos de la juventud y también se suele incrementar la cantidad de remedios administrados, ya que los ancianos tienden a padecer múltiples enfermedades. De esta manera, se solicita y daña más el hígado. Finalmente, existen varias patologías en las cuales el sistema de defensa del organismo equivoca su funcionalidad y autocontrol, lo que genera una autodestrucción de las células hepáticas. Por lo anteriormente descrito, es necesario no prejuzgar al paciente e identificar las diversas causas de la cirrosis hepática.

El hígado soporta muchísimos viernes de soltero, aditivos tóxicos en los alimentos, condimentos y puede inclusive ser cercenado y regenerarse. Es así que este órgano tiene una resistencia estoica, la cual se expresa primero con un ligero agrandamiento, conocido en términos médicos como hepatomegalia que seguramente, una gran mayoría de cochabambinos detentamos. Luego, en una segunda fase, se rellena con tejido graso para defenderse de los tóxicos. Este fenómeno consiste en una esteatosis hepática. Finalmente, llega a trasponer un umbral sin retorno denominado cirrosis hepática.

Existen varias formas de preservar nuestro preciado hígado. En primer lugar, encontramos las vacunas contra la hepatitis que son fundamentales. Es así que gracias al Programa Ampliado de Inmunizaciones de segunda generación (PAI II), desde hace un par de décadas se aplican tres dosis de vacuna contra la hepatitis B (la más grave) a todos los menores de seis meses alrededor del país. Asimismo, es importante tener un control en el consumo de bebidas que contienen alcohol y evitar los alimentos sintéticos, envasados o químicos. Además, se debe preconizar el uso racional de los medicamentos y mantener un estilo de vida saludable. Sin duda que estas recomendaciones son algunas que se pueden implementar para proteger este valioso órgano.


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