En el estudio, el paciente se recuesta en una camilla frente a una pantalla en la que se ve el movimiento de una aguja que registra la respuesta eléctrica tras estimular las estructuras del sistema nervioso central.
Se trata de un circuito cerrado. El paciente sujeta con una mano una varilla metálica conectada al equipo y el médico toma un pulsor delgado con punta metálica, también conectado a la matriz del equipo, y comienza a apoyarlo en las terminaciones nerviosas de los dedos de las manos y de los pies del paciente.
“Ese pulsor de lápiz electromagnético permite verificar la reacción de cada órgano y de los sistemas del cuerpo humano, que se refleja en la pantalla. Para determinar si un órgano tiene un funcionamiento óptimo, la aguja debe marcar entre 40 y 60 en una escala del 0 al 100, aunque lo ideal es que marque 50”, explica Miguel Sarmiento, gerente general de Biomed (medicina bioenergética). Si va por debajo de 50, hacia la izquierda y pinta el color rojo, indica posibles enfermedades crónicas o degenerativas. Si sucede lo contrario y marca azul, indica enfermedades agudas, infecciosas u hormonales.
Tras esta experiencia, el especialista determinará el problema del paciente y el tratamiento a seguir. “El Dermatrón tiene la capacidad de medir qué producto homeopático se debe aplicar”. El equipo analizará la posible reacción de la medicina en el cuerpo antes de su uso.
Monitores
Los puntos monitores en las manos son los lados derecho e izquierdo de los dedos pulgar, así como el índice, medio, anular y meñique. Es igual en los dedos de los pies.
Exámenes
Sin pinchazos ni exámenes molestosos que dejan adoloridos a los pacientes, el Dermatrón logra un diagnóstico mediante la estimulación.
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