domingo, 20 de julio de 2014

Flora intestinal, aprender a cuidarla cada día

Son billones de bacterias las que componen nuestra flora intestinal. Su papel es vital para hacer funcionar el organismo de forma óptima pero también existe una estrecha conexión con el cerebro y las emociones. La dieta a base de alimentos con fibra y probióticos, como el yogur, contribuyen al equilibrio.

Si tenemos suficiente flora intestinal y qué tipo de microorganismos la componen es algo que todavía no se puede conocer con una prueba médica en la consulta del especialista digestivo, aunque según los síntomas sí se pueden diagnosticar diversas enfermedades que son causa directa de una alteración de estos microorganismos.

Hinchazón, estreñimiento, diarrea, flatulencia…son molestias que si se cronifican pueden dar la señal de alarma.

LA FLORA NI SE GANA,

NI SE PIERDE DE GOLPE

“Nacemos con un intestino teóricamente estéril”, comenta el especialista en digestivo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, Guillermo Álvarez Calatayud, quien explica que en los dos primeros años de vida conformamos nuestra flora intestinal.

“Y en eso influye la lactancia materna o artificial, el tipo de parto, la vida en un medio rural o urbano, que se tomen antibióticos, la raza, la higiene…”, apunta. Y así vamos construyendo nuestro tipo de flora que iremos equilibrando en nuestro desarrollo vital en función de la dieta y otros factores externos.

“Según cumplimos años vamos perdiendo flora, no de individuo a individuo sino a lo largo de generaciones. No vamos perdiendo o ganando flora de golpe”, apunta el especialista.

¿Y por qué se puede perder flora? Los malos hábitos de vida inciden directamente: abuso de los antibióticos y laxantes, tóxicos como el tabaco o las drogas, el estrés, la escasez de actividad física, y, sobre todo, una dieta pobre en fibra y probióticos y rica en grasas.

La ciencia investiga la relación de la flora intestinal con algunas enfermedades. Lo que se constata es la conexión con el sistema inmunológico: desde alergias, enfermedad inflamatoria intestinal, diarreas hasta cáncer de colon y obesidad tienen mucho que ver con el equilibrio de la macrobiota.

En los casos de diarrea recidivante, producida por abuso de antibióticos, se ha empezado a utilizar el trasplante de microbiota a través de las heces enriquecidas en bacterias beneficiosas que se implanta por métodos endoscópicos. Todavía se trata de un instrumento clínico de carácter experimental que solo ha probado los efectos beneficiosos en casos concretos.

FRUTAS Y VERDURAS,

TODOS LOS DÍAS

Tres piezas de fruta y dos platos de verdura y hortaliza al día son las raciones recomendadas para una dieta rica en fibra que, además, debe complementarse con legumbres, cereales integrales y probióticos como los yogures o leche fermentada. Todos esos alimentos nos proporcionan la fibra que mantiene en equilibrio a los microorganismos beneficiosos de nuestro intestino. (...)

Es la nutricionista Alicia Costa quien alerta de que la dieta pobre en fibra provoca “problemas de tránsito intestinal, molestias digestivas que acaban afectando a la calidad de vida”.

Costa ha participado en el libro “Las maravillas de la flora”, de la doctora Margarida Mas, que incluye una guía con consejos, dietas y menús de esta nutricionista.

Estos son los alimentos con alto contenido en fibra que recomienda Alicia Costa:

* Verduras: alcachofas, arvejas, níscalos, vainitas, coliflor, espinacas, remolacha…

* Frutas: palta, arándano, frambuesa, limón, mora, plátano, caqui, naranja.

* Legumbres: habas, poroto rojo y blanco, soja, lenteja, garbanzo.

* Cereales: salvado de trigo, avena, pan integral, muesli, pan de centeno.

* Frutos secos: avellana, cacahuete, castaña, pipas de girasol, nuez, castaña de caju.

* Fruta desecada: pasa, ciruela, higo, dátil.

PROBIÓTICOS, SÍ O SÍ

Lo que está claro es que existen alimentos que contienen probióticos o microorganismos que ayudan a tener una flora intestinal en buen estado ya que llegan vivos al colon, “son flora en tránsito”. Están presentes en los yogures y los lácteos fermentados.

Pero no todos los probióticos son iguales, ni nos benefician por igual. “Los probióticos son como los antibióticos. Hay probióticos que van bien para el colon irritable pero no son efectivos para la diarrea o las alergias. Cada probiótico tiene un efecto para una patología especial, una cantidad adecuada y durante una duración determinada”, apunta el doctor Álvarez Calatayud, por lo que se recomienda tomarlos bajo prescripción médica.

Lo que sí está constatado es que las “bífidobacterias”, presentes en algunos yogures, ayudan a mejorar las defensas y aumentar la salud digestiva.

LAS MOLESTIAS GÁSTRICAS

La guía para cuidar la flora intestinal incluida en “Las maravillas de la flora” recoge los consejos de la nutricionista Alicia Costa en casos como el estreñimiento, uno de los factores que denotan desequilibrio en la flora intestinal:

* Incluir a diario cinco raciones de frutas, verduras y hortalizas.

* Dos lácteos diarios fermentados con probióticos, como las bifidobacterias.

* Consumir legumbres entre 2 y 4 veces por semana.

* Incluir frutos secos y semillas.

* Practicar actividad física a diario.

* Escuchar a tu cuerpo y no dejar pasar el momento de ir al baño.

* Y lo más importante: evitar los laxantes sin prescripción médica ya que pueden acostumbrar al organismo, hacerlo vago y necesitar cada vez mayores dosis.

También se producen hinchazón y gases: “Cuando se consume muy poca fibra en la alimentación, el tipo de bacterias no son muy beneficiosas y cuando se introduce la fibra hay personas a las que les provoca flatulencia y es que el intestino no está del todo adaptado. Hay que introducirla poco a poco para que estas bacterias puedan ir degradando las fibras e ir modificando la composición de la flora”, dice.

La investigación sobre la flora intestinal y su influencia en el organismo todavía tiene mucho recorrido. “Tardaríamos más años en analizarla de los que podríamos vivir. En función de determinadas molestias sabemos qué bacterias pueden ayudar más y sobre todo con el tipo de dieta que ayuda a evitar molestias. Con esto podemos dar una recomendación general de una tipología de alimentación más que una personalización porque todavía no podemos analizar la flora intestinal de una persona”, dice Costa.

¿CÓMO AFECTAN

LAS EMOCIONES?

Las emociones afectan de manera impresionante nuestro cuerpo, principalmente nuestro sistema digestivo, un ejemplo: ¿Te ha pasado que tienes que salir corriendo al baño antes de alguna presentación importante o examen?, si la respuesta es positiva, este es un reflejo de cómo la flora intestinal responde a tu sentir.

Estas bacterias influyen mucho en nuestro día a día, y no solo físicamente, sino que también afectan en nuestros sentimientos. De hecho, esta relación entre cerebro e intestino es tan fuerte, que al intestino se le conoce como “segundo cerebro”.

Esto es así porque si cortáramos todas las conexiones nerviosas con el cerebro, el intestino seguiría con sus contracciones cumpliría con su función digestiva.

1. Flora intestinal, emociones y conducta van de la mano. Según un estudio realizado en este campo, se demostró una conducta diferente entre ratones con flora intestinal y sin ella. Estos últimos eran más irresponsables e imprudentes y no tenían miedo a lo desconocido, es decir, tenían una respuesta inadecuada al estrés.

2. La buena alimentación nos hace felices. Existe una relación entre el bienestar de nuestro intestino y nuestras emociones. ¿Cuántas veces has estado enfadada y te has sentido mejor después de comer? El estado de ánimo puede hacernos elegir una comida u otra, pero también el propio alimento puede afectar en nuestro estado de ánimo.

Cuando comemos, nos sentimos relajados y hasta nos puede entrar sueño. Pero eso no siempre es así. Si comemos alimentos que no son muy saludables, puede despertarse en nosotros una sensación negativa. Con los alimentos que aportan hidratos de carbono ocurre todo lo contrario: nos dan energía, nos relajan e incluso disminuyen la sensación de estrés.

Ojo, las horas en las que comen también influyen. La alerta y la excitación que sentimos antes de comer se centran sobre todo en las primeras horas de la mañana, por lo que es importante desayunar para controlar esas sensaciones y poder concentrarnos mejor en nuestras actividades.

3. ¿Somos más felices si nuestra flora intestinal funciona bien? Conocemos bien las sensaciones negativas: si tenemos algún disgusto, se nos cierra el estómago y no podemos comer, pero esto no nos ocurre de vacaciones o escuchando nuestra música favorita.

Al día de hoy, todavía desconocemos si es una buena flora intestinal la que contribuye al bienestar o viceversa.

Sin embargo, en un estudio que observaba el efecto de los probióticos en personas con diarrea, estos llevaban mejor las molestias de la enfermedad y decían sentirse con mayor calidad de vida que las personas que no habían tomado los probióticos.

Con información de Enfemenino.com

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