lunes, 14 de julio de 2014

Diabetes, epidemia silenciosa

En un futuro cercano, de no tomarse las medidas necesarias, la diabetes podría convertirse en una pandemia sin precedentes. Así lo indicó Juan Rosas Guzmán, endocrinólogo y expresidente de la Asociación Latinoamericana de Diabetes, al explicar el panorama de la enfermedad en América Latina y los grandes retos que enfrenta la zona para proteger a la población que vive con la afección y no lo sabe.

“La diabetes es una epidemia y es parte de lo que los gobiernos no se dan cuenta. En mi país la diabetes es la causa número uno

de muerte, de ceguera, de amputación de extremidades y de insuficiencia renal. Si estos datos no impactan, cuáles hay que dar para que impacten”, señaló el experto mexicano.

Rosas además mostró un panorama muy preocupante frente a los dos tipos de diabetes. La tipo uno, según explicó, se produce por antecedentes familiares y genéticos. La dos, se origina cuando las personas tienen malos hábitos alimenticios y consumen en desproporción azúcar y grasas.

“En Sudamérica y América Central hay alrededor de 24 millones de personas con diabetes, si le sumamos los 10 millones de individuos en México y los nativos que viven en Estados Unidos, se acercan a los 50 millones de diabéticos”, señaló.

Uno de los grandes problemas que el experto ve en América Latina, es que no se hacen los esfuerzos necesarios para que los responsables se vinculen de manera efectiva con la causa. En los gobiernos no hay estudios actualizados ni tampoco entidades que midan regularmente cómo van creciendo las enfermedades de tipo alimenticio. Eso, según él, es descuido de las autoridades públicas.

Frente a los síntomas, explicó que los pacientes con diabetes tipo uno, sí desarrollan una sintomatología más clara que los que padecen la tipo dos. Los primeros tienden a bajar de peso, tener mucha sed, orinar con mucha frecuencia, sienten cansancio.

En la tipo dos, los síntomas son más lentos y a veces las personas tienen la afección y no la saben; es más, pueden tener síntomas y los atribuyen a temas de la vida diaria.

“En promedio la diabetes

se diagnostica cuatro años más tarde de cuando ha iniciado”, aseguró.

Y agregó: “Creo que este tema es una responsabilidad personal porque si yo aprecio mi tesoro más valioso y hago ejercicio, me alimento sanamente, cuido que mis hijos tengan vacunas y tengo responsabilidades, no hay que transmitirle compromisos a nuestros gobiernos. Es mejor transmitir conciencia a las personas para que se evite una problemática”.

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