lunes, 16 de mayo de 2016

Estado de shock: qué hacer y qué no

EL ESTADO DE SHOCK, QUE PUEDE EMPEORAR MUY RÁPIDAMENTE, REQUIERE TRATAMIENTO MÉDICO INMEDIATO | AQUÍ ALGUNAS RECOMENDACIONES DE LO QUE SE DEBE HACER Y LO QUE NO CUANDO UNA PERSONA LE OCURRE.

El shock emocional es un estado que surge luego de que una persona atraviesa por un suceso traumático como por ejemplo: la muerte de un ser muy querido, una catástrofe natural, una agresión sexual, un asalto o evento violento, una noticia muy fuerte, etc.

En psicología, el shock emocional se considera a un evento traumático que limita en la persona la facultad de hacer frente a las emociones que siente, pero este estado no sólo tiene repercusiones psicológicas sino que también desencadena alteraciones nerviosas, fisiológicas y bioquímicas en el organismo.

Entre las alteraciones nerviosas están la pérdida profunda del control mental que deriva en estados afectivos violentos y explosivos, entre otros. Entre las alteraciones fisiológicas y bioquímicas: la distribución sanguínea se acelera, la presión arterial aumenta, el hígado descarga glucosa en la sangre y el corazón trabaja más, además de temblores y motricidad poco coordinada, entre otras.

Según el Centro Médico On Line Webconsultas, el shock es una afección grave que en caso de no recibir tratamiento urgente los daños pueden ser irreparables.

El diagnóstico del shock suele hacerse clínicamente y generalmente no es posible prevenir el shock pero si la atención es inmediata se minimizan los riesgos y efectos.



SIGNOS DE ALERTA

Estar frente a una persona en estado de shock puede resultar muy impactante y muchas veces no se sabe qué hacer y cómo actuar. Por ello si usted está con una persona que luego de algún suceso traumático presenta los signos que se enumeran a continuación, debe solicitar asistencia médica inmediata para esa persona.



• Dolor en el pecho

• Dificultad para respirar

• Describe un dolor intenso

• Presenta los propios síntomas del estado de shock:

• Respiración superficial

• Pulso acelerado o por el contario débil

• Náuseas

• Temblores

• Palidez

• Sudoración

• Confusión

•Pupilas dilatadas

Según la Enciclopedia de Salud, la alteración o interrupción brusca de funciones corporales que causa una disfunción debido a un shock emocional puede poner en riesgo la vida, o puede causar secuelas permanentes o a largo plazo.

“El estado de shock como tal sólo perdura durante las primeras horas o días. Luego pasa a conocerse como estado de estrés agudo que si dura más de cuatro semanas ya pasa a ser un estrés postraumático, que por supuesto requiere atención psicológica”, explica la Mgr. Nancy Cristina Rubín de Celis psicóloga y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UMSS.



QUÉ HACER Y QUÉ NO

Como bien ya se mencionó, lo primero que se debe hacer es solicitar asistencia médica. Suele suceder que mientras llega el apoyo médico, las personas que están con alguien en estado de shock quieran ayudar con algunas medidas que pueden ser efectivas, pero otras pueden resultar ser más bien peligrosas.

• La persona debe estar cómoda, sin ropa ajustada y mantenerla caliente.

• Valorar cada cinco minutos si su estado general empeora, para notificar al apoyo médico cuando llegue.

• No dar nada de beber ni comer a la víctima de un shock

• No dejar sola a la persona

• Se puede establecer contacto físico si la persona en shock parece receptiva, de hecho puede resultar hasta beneficioso.

• No intentar contacto físico si la persona presenta un estado agresivo



Si la persona en shock debe su estado a un accidente o catástrofe:

• Precisa tención médica urgente especializada

• Primeros auxilios por personas entendidas en el tema

• Quienes estén en el lugar de los hechos no pueden darse a la tarea de mover a esa persona.

• Provea la información obtenida al personal de la ambulancia cuando llegue.



Luego de que ha pasado el shock, los expertos recomiendan que la persona reciba terapia conductual.

El shock fue descrito por primera vez por Walter Cannon en 1920 como teoría de como los animales reaccionan a las amenazas con una descarga general del sistema nervioso simpático. La respuesta fue reconocida más tarde como la primera etapa de un síndrome de adaptación general que regula las respuestas de estrés entre los vertebrados.

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