martes, 17 de julio de 2012

La pubalgia, una lesión complicada y dolorosa

La pubalgia es, tal vez, una de las le­siones más com­pli­cadas y do­lo­ro­sas que pre­sen­tan los co­rre­do­res de fon­do y gran fon­do, ya que se li­mi­ta tanto el mo­vimiento y se hace im­posible su­bir o bajar del auto, ba­jar es­ca­le­ras y aun ca­minar.

La pubalgia es una inflamación de la inserción de los músculos aduc­tores del muslo en el pubis, que es la par­te in­fe­rior anterior de la ca­de­ra.

En una zo­na del pubis se insertan los músculos aduc­tores de la pierna, (tres músculos que cum­plen la función de le­van­tar el mus­lo y flexio­nar la cadera) y los músculos ab­do­mi­na­les pro­ce­den­tes de la parte su­pe­rior del pu­bis, los des­equi­librios entre estas dos por­cio­nes de músculos pro­vocan es­te tipo de lesiones.

La pubalgia puede ser cla­sificada en tres for­mas anato­mo-clínicas:

Os­teoar­tro­pa­tía pu­bia­na mi­cro­traumá­tica.

Patología os­teo-tendino-muscular de los aduc­to­res.

Patología pa­rieto-abdominal.

Estas tres for­mas tie­nen en común la aparición del dolor en la región inguinopúbica. El dolor se presenta esen­cial­men­te co­mo una mo­lestia, que se instala en forma pro­gresiva en el trans­cur­so de se­manas o me­ses. Lue­go se vuel­ve cons­tan­te durante el ejercicio, per­sistiendo en ciertas ac­tividades de la vida co­ti­dia­na. Fi­nalmente está pre­sen­te en to­dos los mo­vi­mientos. También pue­de apa­re­cer en for­ma aguda por un trau­ma directo so­bre los músculos.

La primera se caracteriza por dolor púbico bastante intenso que se irra­dia hacia el abdomen.

En el segundo caso, la lesión puede lo­ca­lizarse a nivel de la unión os­teo­tendinosa (tendinopatía de inserción o entesopatía), en el tendón propiamente dicho pro­du­cien­do una tendinitis, o a nivel de la unión miotendinosa.

Se manifiesta por dolor en la cara interna del muslo y en la ingle. Es unilateral en más del 80 por ciento de los casos. El signo clínico típico es la dificultad para levantarse de la cama o salir del auto (movimiento de abducción).

La patología parieto-abdominal com­promete la parte inferior de la pared abdominal anterior (los músculos oblicuos y rectos ab­do­mi­nales), y los elementos cons­ti­tu­tivos del canal inguinal. Se traduce por dolor subpubiano que se irradia hacia el canal inguinal, o desciende hacia los aductores.

El dolor se exacerba o puede ser des­en­ca­de­na­do por la tos, es­tor­nu­dos o por mo­vimientos bruscos del tronco, tales como el hipo u otro tipo de con­vul­sio­nes.

Las causas

Existen factores internos y externos. Los internos son aquellos como el acortamiento de miembros, dis­pla­sia de cadera, espondilo lisis, hi­per­lordosis lumbar, deficiencias en la pared abdominal o la inguinal.

Es decir motivos que causen que instintivamente uno al correr trate de equilibrar el cuerpo hacia un costado o el otro, por ejemplo, si hubiera una contractura en la zona derecha del cuerpo, instintivamente se volcaría más peso sobre el lado izquierdo y en momentos en que se entrenando intensamente, los microtraumatismos provocados son causantes de esta lesión.

Otra posibilidad es la falta de en­tre­namiento que tienen los corredores del tren superior. Se puede trotar infinidad de kilómetros, pero eso no hace que los abdominales sean fuertes o se tenga espinales que aguanten el esfuerzo de tener el cuerpo erecto durante tres o cuatro horas.

Los factores externos pueden ser: el mal terreno seleccionado para entrenar, muy duros o muy des­ni­ve­lados, zapatillas muy des­gas­ta­das, el sobreentrenamiento que lle­va al agotamiento físico, errores en la programación del entrenamiento, tales como trabajos muy duros con­tinuos y sin el tiempo de recuperación suficiente, si se llega al día de una competencia y existe algún dolor antes de largarla, no es conveniente intervenir en ella.

¿Cómo se cura?

Si hay una pregunta difícil de res­pon­der es ésta. Hay dos vertientes en la medicina, los que curan esta lesión a base de tratamientos kinesiológicos y los que simplifican todo con una operación quirúrgica.

Si la pubalgia es detectada en su comienzo, con muy poco tiempo de detención y ejercicios de recuperación acompañados de anti-inflamatorios y mucho hielo, se re­cu­pera.

Si ya esta avanzada al punto de casi perder la movilidad y los dolores en los músculos abdominales y aduc­tores son muy fuertes, se re­co­mienda el reposo absoluto acompañado de un tratamiento de mag­ne­toterapia, láser, ultrasonido, elec­troa­nal­gesia, masoterapia, di­gito­puntura, y mucha crioterapia.

Posteriormente y de acuerdo con la gra­ve­dad del caso, el médico podrá prescribir anti inflamatorios hasta dar de alta al pa­cien­te.

La duración del tratamiento es de dos a nueve meses. Los médicos, que sugieren la cirugía, aseguran que el tratamiento es más rápido y consta de seccionar la inserción de los abductores en el pubis.

Mala téc­nica

La pub­algia es, ge­ne­ral­mente, cau­sa­da por mala coordinación de movimientos, mala téc­nica o movimientos de­ficientes que causan microtraumas en la re­gión del pubis que derivan en una lesión muy dolorosa y que im­pide la movilidad del paciente.

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