domingo, 10 de julio de 2011

Internación, una medida necesaria

En el Hospital Psiquiátrico San Juan de Dios, el número de pacientes que espera una camilla para ser internado es cada vez mayor, por los resultados positivos que tiene el tratamiento para alcohólicos.

El alcohol al igual que cualquier otra droga mata, y la abstinencia es la mejor salida para que el alcohólico pueda salvar su vida, cuando este consumo todavía no compromete los órganos del cuerpo como el hígado, el páncreas y el corazón.

La institución que trata esta enfermedad en el departamento, desde un enfoque médico y psiquiátrico, es el Hospital San Juan de Dios, donde cada vez la demanda por una cama de internación para este tipo de tratamientos se convierte en una larga lista de espera.

El tratamiento que se realiza al paciente ha dado tan buenos resultados, que hay decenas de pacientes que esperan meses para poder ingresar al hospital, que solamente cuenta con 25 camas para la internación.

El psiquiatra encargado de la unidad de Farmacodependientes del Hospital San Juan de Dios, Ludwing Camacho, señala que a este centro médico llegan cada vez más personas que consumen a menor edad.

Entre los internados hay personas desde los 15 y 16 años, pero los casos de personas adultas que revelan a qué edad comenzaron a consumir alcohol cada vez son más sorprendentes.

“Tenemos un paciente que tiene 45 años, que comenzó a beber con frecuencia desde los ocho años porque trabajaba en las minas”, indica.

Según Camacho, los resultados que se dan en el hospital para tratar la enfermedad del alcoholismo son positivos. Un 45 por ciento de las personas que reciben el tratamiento se abstiene del alcohol por el resto de su vida; otro 45 por ciento también tiene abstinencia, pero con pequeñas recaídas que permiten que la persona pueda recuperarse nuevamente.

Solamente existe un 10 por ciento en el que las personas que se tratan no pueden dejar de beber cuando terminan el tratamiento.

Según Camacho, los casos más difíciles de tratar son aquellos en los que las personas que sufren la enfermedad comenzaron a beber a una edad más temprana y buscan la recuperación en la etapa adulta, es decir a los 40 ó 50 años.
Desintoxicación y terapia ocupacional

Un tratamiento de recuperación para una persona dependiente del alcohol empieza por la desintoxicación del cuerpo.

Cuando un paciente ingresa a la unidad de Farmacodependientes del Hospital Psiquiátrico San Juan de Dios, la primera tarea es desintoxicar el cuerpo de los pacientes que presentan problemas hepáticos, gastritis alcohólicas agudas, pancreatitis y cirrosis.

Posteriormente, se comienza a quitar, de a poco, el alcohol y a reemplazarlo con otros medicamentos.

“Si les quitamos el alcohol de golpe, los pacientes pueden presentar un síndrome de abstinencia e incluso fallecer”, dice el encargado de la unidad de Farmacodependientes, Ludwing Camacho.

Además de causar daños en el cuerpo, el alcohol daña las afecciones mentales que provocan trastornos mentales, por lo que el paciente también es tratado por un psiquiatra y psicólogo.

Pero no todo el tratamiento depende de la atención médica, pues para obtener buenos resultados, las personas dependientes al alcohol deben realizar terapias ocupacionales. Para ello conforman una comunidad terapéutica, donde las tareas de aseo y limpieza son distribuidas y realizadas todos los días.

Asimismo, los pacientes realizan actividades deportivas y culturales que les permiten expresar lo que sienten.


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