viernes, 25 de diciembre de 2015

La insuficiencia renal crónica es irreversible

Una dieta equilibrada, beber diariamente entre 1,5 y 2 litros de agua, reducir el consumo de sal y alcohol, además de realizar ejercicio con regularidad son fundamentales para mantener la salud de los riñones, que cuando comienzan a fallar y se produce una insuficiencia renal crónica, no pueden recuperarse.

Sin síntomas al principio. La insuficiencia renal crónica se caracteriza por el deterioro progresivo de los riñones por más de tres meses. Existen varias causas para que se presente este problema, entre ellas la diabetes, la hipertensión, algunas enfermedades hereditarias y otras inherentes a patologías propias del riñón como los cálculos renales.

Lamentablemente cuando comienza a desarrollarse la insuficiencia renal, no se manifiesta ningún síntoma. “Los pacientes recién se dan cuenta cuando notan que están reteniendo líquido, se están hinchando, orinan menos o con espuma o tienen la presión alta”, explicó Guísela Zeballos, especialista en nefrología.

Diabéticos e hipertensos. Las personas que padecen alguna de esas enfermedades son potenciales candidatos a desarrollar insuficiencia renal crónica y en estos casos en particular es muy importante detectarlo lo antes posible.

En el caso particular de quienes padecen diabetes existen dos aspectos a considerar. Quienes padecen la diabetes tipo I, deben realizarse análisis después de cinco años de habérseles diagnosticado esa enfermedad; en cambio quienes tienen la diabetes tipo II, deben hacerse estudios renales desde el mismo momento en que se les diagnosticó la enfermedad del azúcar.

“Muchas personas que se enteran que son diabéticos, ya tienen algún estadío de insuficiencia renal”, indicó la diabetóloga Martha Álvarez.

Antecedentes familiares. En caso de que alguno de sus familiares haya padecido diabetes o hipertensión, se recomienda hacerse controles rutinarios. Además se debe realizar un control del peso, realizar alguna actividad física, beber abundante líquido, no fumar y disminuir el consumo de sal, en especial quienes tienen alguna predisposición para padecer una enfermedad renal.

“Se recomienda disminuir alimentos enlatados o procesados porque tienen mucha sal y además de subir la presión afecta a los riñones”, sentenció la nutricionista Tatiana Núñez.

Las personas con más de 60 años, también corren el riesgo de desarrollar esta enfermedad pues tienen un deterioro progresivo de los riñones. “Muchos adultos mayores al sentir algún dolor van a la farmacia y se automedican diclofenac, ibuprofeno algunos antibióticos, pero no saben que se pueden provocar algún daño en los riñones”, explicó Zeballos.

Problema mundial. La insuficiencia renal crónica se ha constituido en una epidemia mundial.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las patologías renales afectan a un 10% de la población mundial, que afecta los costos de los sistemas de salud de los estados.

“La prevención es fundamental para disminuir los casos y detectar a los pacientes que tengan factores de riesgo y poder hacer un tratamiento adecuado”, destacó Zeballos.

La especialista destacó que en los últimos cinco años se ha incrementado los casos detectados de patologías renales, esto gracias a que se está trabajando en campañas para una detección precoz. “Ha habido una toma de conciencia. Antes las personas no acostumbraban a realizarse estos análisis o no contaban con un seguro de salud. Ahora el sistema ha cambiado”, señaló Zeballos.

Diálisis peritoneal o hemodiálisis para limpiar el organismo

La hemodiálisis y la diálisis peritoneal son dos técnicas cuyo objetivo consiste en sustituir la función que tenían los riñones que están dañados. Es el médico quien debe decidir cuál es la más recomendada, según el paciente.

La hemodiálisis. Es una técnica en la que una máquina sustituye las funciones principales del riñón, haciendo pasar la sangre a través de un filtro que funciona como un riñón artificial y realiza la depuración, esta técnica no suple las funciones endocrinas ni metabólicas. El tiempo de duración varía según las necesidades que presente el paciente.

La diálisis peritoneal. Se realiza mediante la colocación quirúrgica de un tubo cerca del ombligo y al que se administra una solución dializada en la cavidad peritoneal (en abdomen) y se la deja por un determinado tiempo marcado por el médico.

La solución dializada actúa absorbiendo aquellos desechos y toxinas a través del peritoneo. Tras la absorción es necesario drenar el líquido desechable al exterior, cuantificarlo y eliminarlo.

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