jueves, 3 de diciembre de 2015

Eres hombre y no des la espalda al suelo pélvico

Demanera habitual, el suelo pélvico en el hombre pasa desapercibido por la ausencia de embarazos y partos que lo debiliten, como sucede en el caso de muchas mujeres, explica José María Adot, coordinador nacional del grupo de Urología Funcional Femenina y Urodinámica de la Asociación Española de Urología.

En este sentido, el especialista indica que “la presencia de la próstata y la no existencia de la cavidad vaginal” protegen al suelo pélvico masculino ante complicaciones como el prolapso o herniación de las vísceras de la zona abdominal.

El suelo pélvico “de un vistazo”

Situado en la parte inferior de la cavidad abdominal, donde actúa como cierre, el suelo pélvico está formado por un conjunto de músculos y ligamentos que” rodean a la uretra y al ano formando los esfínteres uretral y anal”, describe Adot.

Dentro de esta estructura, “músculos y huesos están tan interrelacionados, así como la columna, cadera, pelvis y músculos de las extremidades inferiores”, afirma el experto, quien enumera sus funciones:

Sostén de los órganos pélvicos: Sujetar la vejiga, la uretra y el recto es la función esencial del suelo pélvico en el hombre pero más allá de ser su sustento, ha de mantenerlos en “la posición adecuada porque de ello depende su normal funcionamiento”, subraya Adot.

Continencia urinaria y fecal: Éste tiene “un papel importante” debido a que tanto el esfínter anal como el uretral “forman parte de esa estructura muscular”.

Sexual: Destaca el rol dentro de la sexualidad del varón por su intervención en el orgasmo y la eyaculación.

¿Qué debilita el suelo pélvico?

Estreñimiento crónico: Es una de las principales causas de deterioro del suelo pélvico. Y es que realizar esfuerzos al defecar de forma repetida y mantenida en el tiempo puede debilitar la musculatura y “ser origen de problemas como dolor pélvico, patología anal o alteraciones miccionales o sexuales”.

Cirugías para extirpación tumoral: Intervenciones como la cirugía radical rectal o prostática pueden originar disfunción vesical, esfinteriana y del tono muscular pélvico.

Radioterapia pélvica: Constituye otro “factor de riesgo” que puede terminar en incontinencia, disfunción vesical, rectal, muscular o dolor.

Enfermedades neurológicas: Tal y como sucede con la esclerosis múltiple, lesiones medulares, polineuropatías y “en general todas las que cursen con afectación muscular pueden alterar el funcionamiento del suelo pélvico masculino”.

Trastornos infecciosos crónicos de la próstata o uretra: Estos causan síntomas heterogéneos y “a veces” pueden dar lugar a una alteración crónica del suelo pélvico, que implique aumento de tono muscular y dolor pélvico.

Alteraciones principales

Según Adot, las siguientes alteraciones impactan sobre la calidad de vida de los hombres, y en ocasiones, de manera “muy importante”:

Alteración del tono muscular pélvico: Los casos de aumento del tono están vinculados “al estrés, a trastornos inflamatorios o infecciosos de los vísceras u otras estructuras pélvicas, o asociados al dolor pélvico crónico”. Una serie de procesos cuyo origen a veces resulta “difícil averiguar”.

Carencia global o parcial del suelo pélvico (falta del esfínter anal, uretral…): Estos suelen darse en alteraciones neurológicas, después de cirugías radicales o tratamientos de radioterapia, detalla Adot, quien afirma que se pueden vincular con incontinencia urinaria, fecal y trastornos sexuales como la disfunción eréctil o cambios en la eyaculación.

Dolor pélvico crónico: Ésta es una de “las mayores afectaciones” y que en muchas ocasiones su origen es desconocido, lo que supone “un reto diagnóstico y terapéutico al médico”. Se trata de una alteración que genera un gran impacto en la calidad de vida del paciente por “el alto grado de dolor, las disfunciones viscerales y la falta de tratamientos efectivos en muchos casos”.

Mejor prevenir que curar

Prevenir el deterioro del suelo pélvico pasa por llevar unos hábitos de vida saludable, aconseja Adot, quien pone el acento en combatir la obesidad y el estreñimiento, así como realizar ejercicio físico y sexual “de forma regular”. Otro de los frentes a evitar es el tabaco, ya que “los esfuerzos repetidos de la tos crónica” pueden deteriorar la musculatura pélvica, advierte.

En relación al estreñimiento, el especialista recomienda una dieta adecuada y beber líquidos de forma abundante.

Asimismo, precisa que la postura al evacuar “es importante y puede modificarse mediante un programa específico” con el objetivo de evitar los esfuerzos intensos.

Respecto a los hábitos cotidianos para la prevención, el facultativo desaconseja la práctica de interrumpir la micción , ya que se ha demostrado su inutilidad ”e incluso los efectos perjudiciales” a largo plazo como “molestias locales uretrales y vesicales así como mayor riesgo de infecciones”.

El especialista advierte de que los casos de deterioro del suelo pélvico tras cirugías, por disfunciones viscerales o dolor, requieren “un diagnostico médico” y pueden tratarse con rehabilitación pero deben individualizarse.

“En manos de profesionales de cualificados en esta área, las técnicas de rehabilitación aportan un gran beneficio, mejorando el tono muscular, la continencia urinaria y fecal y las alteraciones sexuales”, concluye.

¿CÓMO AFECTA EL SUELO PÉLVICO EN LA ESFERA SEXUAL?

La investigación tiene camino por recorrer para determinar el rol del suelo pélvico en la promoción de la función sexual óptima en el hombre, pero “se sabe que su musculatura tiene un papel activo, sobre todo en las fases de excitación y orgasmo”, afirma María Fernanda Peraza, uróloga-andróloga especialista en medicina sexual en el Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja y en la Fundación Puigvert.

“Todas las condiciones que se relacionan con una disfunción del suelo pélvico como el dolor pélvico crónico, los prolapsos o los síntomas urinarios obstructivos bajos se pueden correlacionar con disfunciones sexuales”, subraya.

La implicación del suelo pélvico tanto en la esfera sexual debe ser investigada porque existe “un rol potencial en la rehabilitación”, asegura Peraza, quien matiza que al rehabilitar esta zona se produce “una mejoría” en los campos de los cuestionarios relacionados con la sexualidad.

La pregunta es, ¿puede su rehabilitación contribuir a la mejora de algunas de las disfunciones sexuales más comunes?

La eyaculación precoz. La uróloga describe que durante las dos fases del proceso de eyaculación, micción (donde el eyaculado llega al utrículo) y expulsión (desde la próstata hasta el meato uretral) se producen contracciones visibles de dos músculos que se encuentran en el suelo pélvico: el bulbocavernoso y el isquiocavernoso.

Por ello, para mejorar esta disfunción eyaculatoria, la más común entre los desórdenes sexuales masculinos, se utilizan los ejercicios de Kegel. Una práctica cuyo objetivo es fortalecer los músculos pélvicos y que consigue resultados “bastante exitosos” a modo de distractor de momento eyaculatorio.

La eyaculación no se retrasa porque es un reflejo, lo que en realidad sucede es que la fisioterapia del suelo pélvico permite “un pequeño control voluntario” de la aparición del momento eyaculatorio. “Pero básicamente no hay nada que relacione patologías del suelo pélvico con la eyaculación precoz“, asevera.

La disfunción eréctil. Dentro del proceso de la erección del pene intervienen los músculos que se encuentran dentro del suelo pélvico (bulbocavernoso e isquiocavernoso), que a su vez tienen un papel importante en la rigidez del mismo, apunta la uróloga. Lo que se ha demostrado es que ambos músculos forman parte de “la fisiología de la erección”, pero se desconoce si están asociados a la patología de la disfunción eréctil, advierte la facultativa, quien apunta que los procesos de erección son vasculares, neurológicos, psicógenos, etc.

Por tanto, la experta concluye que la rehabilitación del suelo pélvico como tratamiento de la disfunción eréctil no está indicada, ya que “no está claro si rehabilitar estos músculos mejora la función eréctil porque no tendrían que ver con su fisiopatología”.

La eyaculodinia. Se trata de una disfunción que produce dolor durante la eyaculación. En este caso, sí se cree que la hipertonía del suelo pélvico tiene un papel fundamental en el mantenimiento de la patología y en la aparición de la disfunción sexual, indica la especialista, quien matiza que no todas las causas de eyaculodinia son hipertonía. En este caso, se produce una especie de círculo vicioso, donde el dolor del suelo pélvico produce hipertonía y a su vez, ésta causa dolor.

Por ello, al tratar la tensión muscular del suelo pélvico, mejora la esfera sexual.

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